25 de agosto de 2016, 12:47
Sí, pero... Antonio Tejado
Yo te veía ahí, jovencillo, a merced de una mujer tan intensa como Chayo Mohedano y una tía tan potente como María del Monte y disculpaba tus múltiples chorradas pensando que al final la vida te convertiría en una persona digna y responsable. Parecía que ibas bien encaminado.
Sí, pero...
Aquella paloma ingenua se convirtió en un adulto arrogante que se creía irresistible y utilizaba su supuesto atractivo para largarnos unas bolas en televisión que temblaba el misterio. Qué bobo eres, muchacho. Pero todavía estás a tiempo de rectificar, mírate en el espejo de Antonio David Flores, que tuvo unos comienzos como los tuyos y ha sabido reciclarse hasta el punto de que si me dicen que ha escrito un ensayo sobre Kierkegaard me lo creo y corro a comprarlo para tenerlo en la mesa de noche. Al libro, pero a Antonio David, si quiere, también.
Si quieres actualizar tus preferencias de consentimiento haz click en el siguiente enlace