Me da vergüenza, pero llamo a una distinguida intelectual para preguntarle por el romance de María Lapiedra y Joan Laporta, de quien es vieja amiga, y se echa a reír: “¡Ya sabía que, tarde o temprano, acudirías a mí!”. Y se explaya: “Jan es tremendo. ¡Ha tenido más mujeres que Julio Iglesias y don Juan Carlos juntos! Es un seductor, no hay ninguna que se le resista”.

Le pregunto si es verdad que abandonó a su mujer por la pornostar y se horroriza: “¡Claro que no! María fue una más. Rusas, brasileñas, princesas árabes… De todo ha pasado por sus brazos. Carmen se hartó y le puso las maletas en la calle. Y él sufrió mucho porque no quería romper su matrimonio ni alejarse de sus hijos. Le suplicó de rodillas que no lo dejase. Pero la verdad es que se portó fatal con sus continuas infidelidades y merecía lo que le ocurrió… ¡Aunque va de picha brava, en el fondo es un niño grande!”. Dos años después de separarse, conoció a María, los unió el independentismo.

Ella fue imagen de su minúsculo partido hasta que el expresidente del Barça, “se cansó, la echó y acabaron como el rosario de la aurora y él, ahora que está más asentado, se arrepiente de esa época tan loca”. Pregunto si recuerda a María y mi confidente la nombra, le da una chupada a su cigarrillo, y me contesta con cinismo: “¡Qué dices! ¡Si tuviera que recordarlas a todas! ¡Mare meva!”