Voy con Mila Ximénez al teatro y siento el gusanillo por subirme a un escenario

11 de mayo de 2019, 10:27

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El domingo me levanto a las diez menos veinte de la mañana y escucho a P. decir “dame cuatro”. Pienso que no puede ser verdad pero sí que lo es: mi madre, mi hermana Ana y P. ya están jugando en la cocina al dominó a esas horas. Me hago un café y me voy al comedor con el ordenador para leer la prensa. Mi hermana Ana viene detrás para pegar la hebra mientras desayuno pero le corto las alas al momento. Le advierte mi madre: “No le gusta hablar a estas horas”. Así que mi hermana vuelve por donde ha venido y se enrolla de nuevo con el dominó. A las doce y media del mediodía me pillo un taxi rumbo a los Teatros del Canal para ver ‘Lorca, la correspondencia personal’, obra dirigida por Juan Carlos Rubio –autor y director de mis dos funciones– y protagonizada por Gema Matarranz y Álex Vera –actor superlativo y también excelente compañero en mis dos funciones–. Convenzo a Mila, Cristina y su hijo para que me acompañen. Salimos emocionados. Coincido con Josep Maria Flotats, dios de nuestra escena, al que le confieso mi admiración y le recuerdo ‘El misàntrop’, de Molière, función con la que arrasó en el teatro Poliorama de Barcelona. Tras ver a Álex Vera actuar me entra de nuevo el gusanillo por subirme a un escenario y al finalizar la función le digo a Juan Carlos: “Vale, vamos a hacer aquella obra de la que me hablaste”. “No cariño –me responde sin pestañear– esa ya se la he ofrecido a otra actriz”. Vaya. Vuelvo a casa sin obra de teatro y sin foto con Flotats. Le admiro tanto que me ha dado vergüenza pedírsela...

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