"Toño Sanchís es criticón con la moral ajena y muy permisivo con la propia"

12 de octubre de 2016, 13:01

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Pensaba que la frase de Diego Matamoros –“La boda de mi padre es una bofetada a mi madre”- era la más ridícula que se ha pronunciado en los últimos cien años pero ha sido llegar Toño Sanchís con su verborrea y comienzo a dudar. Ahí va la suya: “No voy a soportar este acoso y derribo que mi familia y yo llevamos aguantando durante meses”. Dejando de lado que él aplaudía y jaleaba ese presunto “acoso y derribo” cuando iba contra María José Campanario, llama la atención la manera en la que pronuncia semejante frase. Con rostro grave, casi compungido, como si la ONU se hubiera confabulado contra él para que abandonara España rumbo al país de los representantes echados a perder. Ahora que escribo “España” caigo en la cuenta de que él era muy de llevar una cinta con nuestra bandera anudada en la muñeca. Muy patriótico. Muy del PP, incluso. Moderno a su manera. Criticón con la moral ajena y muy permisivo con la propia. Filtrar unos mensajes privados que se intercambiaba con un hermano de Belén dan buena cuenta de las malas artes que puede llegar a utilizar para desestabilizar a la Esteban. Yo de él me dejaría de urdir maniobras de semejante calaña y me contrataría a un profesor para que me enseñara a hablar en público con cierta solvencia. Las carcajadas que puede soltar un juez después de escuchar dos minutos seguidos - sólo dos- a Toño Sanchís podrían llegar, como mínimo, hasta Tombuctú.

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