Quizá me operen de nuevo y me quedo triste y apagado

Actualizado a 23 de octubre de 2019, 06:00

Tres menos veinte de la tarde del sábado. Manta y Bart durmiendo acurrucado en mis piernas. Tengo muchísimas ganas de hacer muchas cosas y ninguna a la vez. Ahora mismo me cogería un avión rumbo a Lisboa, visitaría otra vez la casa de Amalia Rodrigues, pasearía por el Bairro Alto y disfrutaría poniéndome nostálgico. Pero la semana que viene tengo una revisión y pretendo pasar el fin de semana lo más relajado posible. Como si el estarme quieto fuera beneficioso para las venas de mi cabeza, qué se yo.

 

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