14 de mayo de 2014, 09:30
"Los años están convirtiendo a María del Monte en una avinagrada Bernarda Alba"
Bárbara contó en el ‘Deluxe’ el rollo que tuvo con Antonio Tejado. Ella tenía 50 y él 17. Todo comenzó en ‘Acompáñame’, la casa que tiene María del Monte en el Rocío. Ahí, según confesó Bárbara Rey, se produjeron los primeros roneos y luego remataron en un hotel de Sevilla.
Bárbara explicó su aventura pertrechada con un abanico que abría y cerraba insistentemente, todo muy en tono alta comedia –o así– tipo Edgar Neville. Durante la entrevista me escribe P.: “Madre mía, qué verde todo. Me encanta”. Cuando se empezó a especular con el tema Tejado-Rey, María del Monte entró indignada en un programa de televisión para proclamar a los cuatro vientos que su casa era una casa muy digna y que en ella no se hacían nunca marranadas. Pues vaya coñazo de casa, María. Encuentro muy desubicada a la Del Monte. Los años la están convirtiendo en una avinagrada Bernarda Alba. Pelazo negro, rostro adusto e indumentaria finisecular. Echo de menos a la María cachonda y juguetona que se reía a carcajadas, esa María que nos embelesaba cuando concedía entrevistas porque manejaba lo dobles sentidos con maestría. Ahora parece que en cualquier momento va a sacarse del refajo una vara de madera y nos va a pegar en las yemas de los dedos por haber sido malos, malos, malos. Vuelve, María. Echamos de menos tus ganas de vivir.
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