"Con lo canalla que he sido, en Río de Janeiro he llevado vida de monje cisterciense"

Domingo por la tarde en Copacabana. Último día en Brasil. Mañana vuelvo a casa después de estar veintiún días fuera. Creo que ya lo he escrito por aquí, no me acuerdo, son tantos años ya: siento que debo volver cuando me acuerdo cada vez más de mis perros. Encima P. me va enviando fotos de ellos y yo ya no veo la hora de apoltronarme en mi sofá y quedarme embobado mirándoles. Así que mañana ya, avión y manta. 

Bajón post-vacacional

Eso no significa que no sienta un pellizco en el estómago por volver. Porque cuando estás fuera de tu casa tocándote las narices –por decirlo finamente–  parece que el tiempo queda agradablemente suspendido. Los problemas hibernan, las incertidumbres dormitan, las ilusiones cobran vida. Empiezas a idear planes que se van magnificando conforme pasas los días en otros hoteles, otras playas, otras terrazas. Sin embargo, cuando llegas a casa, tienes que luchar para que todo lo bueno que te has traído estando de viaje no se vaya por el desagüe con la primera ducha. Como el moreno. Nada más aterrizar en España quiero quedar con todos los amigos que tenga y con alguno prestado para que vean qué bien me ha sentado Brasil. Tengo un color carioca pero ya sé que no me durará más allá del puente de diciembre. Sí, estoy un poco de bajón. Pero es que los domingos te dejan siempre lacio, ya estés enfrente de Copacabana –como es mi caso– o en el mismísimo paraíso, porque del infierno de los lunes no te salva ni Dios. 

Agua y jabón

Con lo canalla que he sido. Sin embargo en Río he llevado vida de monje cisterciense. Me he levantado a las cinco de la mañana y a las ocho de la noche ya estaba cerrando persiana. He ido mucho a la playa, he paseado, he visitado Petrópolis, ciudad en la que tenía una residencia de verano la familia real brasileña  y donde se suicidaron Stephen Zweig y su mujer. He aprovechado para escuchar mucha música y leer. Y he descubierto un libro que voy a regalar a toda la gente que quiero: ‘Agua y jabón’, de Marta D. Riezu. ¿Que de qué va? De todo aquello que le gusta a la autora. Que le emociona. Que le divierte. Desde Josep Pla a Paco Martínez Soria. Le Corbusier o Joan Margarit. ‘Agua y jabón’ es un libro que a partir de ahora viajará siempre conmigo. Mi biblia particular, ese lugar en el que siempre encontrarás una reflexión que te ayudará a reconciliarte con un mundo cada vez más raro. O una cita de un poeta que te estremecerá. O un recuerdo que te emocionará hasta la lágrima. Qué bonita se vuelve la vida cuando se te aparecen joyas como ‘Agua y jabón’.