La tensión palpable en el reencuentro de la familia real española en Grecia, destapada por Pilar Eyre

La bloguera de Lecturas, Pilar Eyre (71 años), vuelve a poner bajo su microscopio a la familia real española después de que se hayan visto las caras en Atenas. Desde su 'No es por maldad', analiza todo lo que ha sucedido en el funeral de Constantino de Grecia y va más allá de las apariencias captadas por los fotógrafos. Gestos con los que la reina Sofía (84 años), el rey Juan Carlos (85 años), la reina Letizia (50 años), Marie Chantal Miller (54 años), las infantas Cristina (57 años) y Elena (59 años), y el resto de protagonistas se han esforzado en dar la imagen de unión, pero que enmascaran tensiones atávicas, que quedan al descubierto en las páginas de nuestra revista.

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"¡Ha sido como una novela! ¡Quién fuera transparente para haberse colado en Atenas en las habitaciones, en los largos pasillos, en los salones del Hotel Gran Bretaña, donde algunos pasaron una noche y otros algunos días, durante los funerales del exrey Constantino!", así arranca la apasionante crónica de Pilar Eyre sobre el reencuentro de la familia real en el último adiós al hermano de la reina Sofía.

Otra 'performance' de nuestra familia real

La célebre escritora no tiene dudas: ha sido todo "una de esas 'performances' a la que tan acostumbrados nos tiene nuestra familia real". Demasiada sonrisa en esos rostros, y más teniendo en cuenta las circunstancias, que requerían sobriedad. Demasiado gesto "exageradamente amoroso", vistos ya durante la cena que tuvo lugar el domingo, víspera del funeral.

Si hay una instantánea que dejaba sorprendidos a propios y extraños, era la que mostraba a la nuera del rey Juan Carlos cogida del brazo de Marie Chantal de Grecia, compartiendo confidencias como amigas inseparables. "Letizia ha desactivado la bomba de relojería en su encuentro con Marie Chantal a base de sonrisas y gestos amistosos. Pero, por mucho que lo disimulen, Marie Chantal y Letizia siguen sin tragarse, las ofensas han sido demasiado graves", apunta, muy oportuna como siempre Eyre.

Porque las fotos que ha dejado un acontecimiento tan solemne como el funeral del exrey heleno nos muestran unión y armonía, pero gritan, como escribe la periodista catalana, "peleas, criticas mordaces y alguna palabrota a cargo de altezas, majestades, damas y caballeros".

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