“María tenía pensado estrenar unas botas chulísimas que le habíamos regalado en cuanto pudiera salir del hospital”, recuerda Sara Carbonero de la buena amiga que, hace solo unas semanas, falleció rompiéndole en mil pedazos el corazón. La periodista dedicó las últimas horas del año en recordar aquellos planes que iban a ser pero que acabaron hechos añicos por el infortunio.

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“Los planes, las ilusiones, el futuro que imaginamos y que no siempre llega”, decía una de las fundadoras de Slow Love. Carbonero rememora en su blog la última vez que vio a su amiga, en junio, en una boda en la que se lo pasaron estupendo. “María me había dejado unos pendientes de color coral que quedaban perfectos con mi vestido. Ella acababa de ser mamá hacía tres meses y todos comentamos lo guapa y recuperada que estaba. Bailamos hasta la madrugada y al despedirnos nuestros chicos quedaron para echar algún día una partida de mus”. De una manera tremendamente devastadora, pues así es la vida a veces, Sara cuenta que este plan no llegó.“La siguiente vez que vimos a su marido fue en el tanatorio. Después de luchar como una campeona, una cruel y devastadora enfermedad se llevó a María en apenas tres meses dejando a sus tres niños pequeños sin mamá”. Resulta tan doloroso porque todos sabemos lo real que es.

“Tenía muchísima vida por delante y muchos planes”, cuenta de esta amiga que, además, pertenecía a su grupo de trabajo. “La muerte de María ha sido uno de los mazazos más grandes y difíciles de digerir (…) Cuando vives agarrado a la esperanza de que ocurra un milagro, el desenlace es como un puñal directo al corazón”.

El 2017 se cerró de una manera amarga, pero el 2018 puede estar reservándole el desenlace más dulce.