"Quiero que Juan Manuel gane Masterchef"

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Es todo vitalidad. Parlanchina incansable, alegre, amable, cercana y un nervio de mujer, Maribel no puede dar un paso por su pueblo, por su adorado Benicarló, sin que todo el que se cruce la salude, la felicite y le de las gracias. "Chiqueta... Has puesto a Benicarló en el mapa", le dicen.

Ella sigue sonriendo -porque nunca deja de hacerlo- y asiente.

Desde que salió de 'MasterChef' solo siente el cariño de la gente y le gusta. Tiene 59 años, un marido que la adora, dos hijos, Juan y María, que la admiran y un nieto de 4 años, Arich, que vive en Panamá y que disfruta viendo a la abuela por la tele.

Le gustaba la vida que llevaba, no quería ganar, buscaba aprender, divertirse y vivir una nueva experiencia. Se apuntó a 'MasterChef' y hoy, tras demostrar su buen hacer culinario con esta hortaliza típica de su tierra, es ‘Miss Alcachofa’. Está encantada.

¿Quién te animó a participar en esta aventura?

-Fue mi hija, María. Ella me empujó. Vive en Barcelona y un fin de semana que vino a casa me dijo que tenía que presentarme, que era el momento. Las que somos amas de casa puras y duras tenemos obligaciones, porque los hijos trabajan y nos cargan a los abuelos con los nietos. Volvemos a ser entonces esclavas de los hijos, a gusto, pero esclavas. Y a mí eso no me pasa porque mi hijo vive en Panamá y mi nieto está lejos. Mis amigas saben que las envidio porque a mí también me gustaría poder ir a buscar al cole a mi nieto. Pero lo que no es bueno para una cosa es bueno para otra. Y a mí el no tener esa obligación me permitía presentarme a un programa como 'MasterChef'.

¿Y qué te dijo tu marido?

-Mi marido no lo tenía claro. Me dijo que si realmente era necesario complicarme la vida con esto. Recuerdo que mi hija le decía que no fuera egoísta, que lo que quería era tenerme en casa. Pero en realidad Juan es un pedazo de pan bendito. Nos llevamos muy bien. Hice el casting, pero cuando me pusieron el delantal blanco conforme me habían seleccionado, Juan se quedó de piedra. Llevamos 37 años sin separarnos ni un día y de repente me iba a ir de casa durante tres meses en los que no íbamos a vernos.

¿Dudaste?

-Estuve a punto de no entrar, de no aceptar. Me preocupaba no dejar las cosas organizadas. Tengo a mi madre, que le dio un ictus hace cinco años, en un centro con dos chicas que la cuidan, pero yo la veo cada día y también pensaba en Juan solo en casa, él que cuando llega a casa está acostumbrado a encontrarlo todo hecho. Finalmente lo organicé todo y decidimos juntos que entraría.

Y acertaste. ¿Cómo ha sido la experiencia?

-Muy buena. Aunque cuando llegué, enseguida me presentaron como la más mayor. A mí no me importa decir la edad, pero es que me han puesto como la abuela de España (risas) y vamos a ver, también estaba José Luis, que tenía pocos meses menos que yo y Santiaga que tenía solo cinco años menos, vaya que cuando ella nació yo aún no bebía whisky. Los otros sí eran más jóvenes.

Y te llevaste de maravilla con todos.

-Sí, me he sentido muy bien porque soy una persona fácil. Enseguida vi de qué iba el asunto. No teníamos reloj, ni televisión, ni radio, ni prensa. Pensé: "tú aquí tienes que hacer tu vida porque estos son todos muy críos y hablan otro idioma". Yo me llevé mis labores, mi ganchillo, me metí en mi habitación y me puse a lo mío. Hice una bufanda y una chaqueta para una chica de aquí de Benicarló.

¿Les añoras?

-No, no añoro a ninguno. No les puedo añorar porque solo han sido tres meses juntos. Pero he hecho amistad. Me acuerdo de ellos, tengo sus teléfonos y me he visto con alguno. Con Clara, con Paloma. He tenido muy buena relación con Juan Manuel, con Fabián y lloré mucho cuando echaron a Nati, con la que tenía mucha afinidad, o a Efrén, que era todo un caballero.

Y con José David ¿cómo ha sido vuestra relación?

-José David es un tío con mucho talento, muy preparado, que nos daba setenta vueltas a todos, pero no supo gestionar bien todo lo que sabía. Él sabe y así se lo dije que no le perdonaré nunca lo que hizo de rechazarme y cambiarme por Efrén cuando me tenía en su equipo. Había hecho un pacto y fue tan falso... No se lo perdonaré.

Tuviste una ‘coqueteo muy especial' con Pepe Rodriguez, del jurado.

-Pensé que no hacía ningún daño a nadie, ni a su familia ni a la mía, era como un juego, una cosa muy respetuosa. Siempre he dicho que para mí Pepe es el que tiene el papel más difícil. Él es el que tiene que decirte que te vas y no es fácil.

¿Y Jordi y Samantha?

-La verdad es que fuera del plató nuestra relación con Pepe, Jordi y Samantha no existía. Jordi es un tío durísimo, más que Pepe. Te pegaba unas broncas que te dejaba planchada. Para mí Samantha no era tan dura.

¿A quién temías más?

-A mí me daba más miedo Pepe. Te confieso que el otro día fui con mi marido a comer al restaurante de Pepe y aún lo miraba con miedo, y eso que sabía que ya no podía hacerme nada. Al contrario, era yo la que entonces podía decirle si algo no me gustaba de su restaurante (risas).

¿Te han hecho sufrir?

-No, no. A mí no me ha supuesto ningún trauma el programa, porque yo estaba allí para pasarlo bien, no quería ganar, me sentía como si mi madre hubiera sido artista y yo hubiese vivido siempre entre cámaras, ni las veía. Me preocupaba el momento de llegar ante el jurado y oír lo que me tenían que decir. Yo ya les dije: "A mí no me maltratéis porque me quito el delantal y me largo. Yo vivo en un pueblo en el que todo el mundo me conoce y quiero ser feliz como antes, a ver si ahora me vais a pegar un broncón y no voy a poder entrar en mi pueblo o voy a ser la mofa de todos".

Lo que han hecho es valorar tu trabajo y convertirte en ‘Miss -Alcachofa’. ¿Cómo se lleva el título?

-Estoy encantada. Es un honor. Con lo que he luchado yo en Benicarló por las alcachofas. En mi pueblo formo parte de todas las asociaciones, me implico mucho en todo y en el tema de las alcachofas también he participado siempre en las jornadas gastronómicas. Con una amiga mía que tiene un bar y me deja experimentar en su cocina ganamos el segundo premio con un pincho de alcachofa que fue un éxito.

Y llega un día en que ‘Miss Alcachofa’ tiene que colgar el delantal, ¿ha sido ese tu peor momento en 'MasterChef'?

-Sí, que me pusieran la esferificación como prueba eliminatoria fue una jugada. Ellos sabían que me quería ir, porque sabía que los dos programas que quedaban iban a ser muy duros, pruebas que yo no quería pasar, de mucha competitividad. Me he ido en el momento que quería irme, pero hubiese querido irme mejor. Después de haber hecho el menú de la alcachofa que me quedó tan bien, me supo mal irme así, llorando porque no sabía hacer las esferas. Luego pensé: "¡serás burra!". No debería haber sido tan transparente, debería haber dicho que sabía hacerlo y que no me salieran bien. Pero ahora ya está.

Se acaba tu paso por 'MasterChef' vuelves a Benicarló y eres recibida como un auténtica heroína, ¿sorprendida?

-Sí, muchísimo. La noche que llegué, eran más de las once y tenía en la puerta de casa 30 o 40 niños esperándome. Había uno de unos 12 años que lloraba, yo creía que se había caído y me dijo: "estoy emocionado", no podía creerlo. Yo aquí en Benicarló soy más famosa que la Charito (risas), pero ya lo era. A mí 'MasterChef' en mi pueblo no me ha descubierto, yo ya estaba superdescubierta. Aunque ahora me conocen en todas partes.

¿Cómo llevas la fama?

-Bien. Tengo los pies en el suelo y los tengo bien pegados. Me sorprende y me gusta que la gente me quiera tanto y que sea tan respetuosa conmigo. Pero yo no voy a cambiar, sigo siendo la misma, tal como se me ha visto en el programa. Lo único es que ahora tengo ‘facebook’, me lo lleva mi hija porque yo no tengo ni idea, pero creo que en dos semanas ya tenía 4000 seguidores. Y en la página web de televisión en media hora tuve más de 500 preguntas. Gente que me escribía de Brasil, de Nueva York, de Bruselas...

¿Y tu nieto desde Panamá, qué te dice?

-Tiene solo cuatro añitos pero me ha seguido y dice: "mira la abuela". Este año con el programa no he podido ir a verle, pero este verano viene a Benicarló.

Tu marido estará encantado de volver a tenerte en casa. ¿Es el mayor fan de tu cocina?

-A Juan le encanta todo lo que hago, todo le gusta. Y si a veces hay algo que no le acaba de gustar le digo que lo he visto por televisión y que es lo último y se lo come. En la cocina le engaño como quiero.

¿Cocina él alguna vez?

-No, no sabe ni encender la vitrocerámica y tampoco quiere aprender. Pero él pone la mesa con todo detalle, las copas, las flores, las velas. Cuando yo llego al mediodía de estar con mis amigas él ha puesto la mesa y está haciendo la siesta esperándome. Entonces comemos.

¿Cocinas mejor que antes de irte?

-En 'MasterChef' he aprendido mucho, pero yo soy una mujer tradicional y no he cambiado. Sigo con mis arroces, que me encantan, con mi cocina mediterránea y con mis alcachofas. La cocina es mi hobby.

Y me han dicho que también eres aficionada a seguir la actualidad del corazón.

-Sí que sigo vuestra revista, pero no soy fan de nadie. Me encanta y me interesa la vida de Ana Belén, porque tiene mi edad y me gusta como es. Siempre pienso qué maja, qué bien se conserva. También me gustan Carmen Posadas o Nieves Álvarez.

¿Para cuál de ellas te gustaría cocinar?

-Me encantaría que viniera Ana Belén a mi casa, le haría una  paella fantástica y a Víctor Manuel también. Sí, sí les haría una paella que no veas.

Confiésanos, queda ya poco, ¿sigues queriendo que gane Juan Manuel?

-Sí, por encima de todo quiero que gane Juan Manuel, si no gana no pasa nada. Pero si yo tuviera a mi hijo ahí a mí me gustaría que ganara mi hijo y yo como a Juan Manuel lo consideraba como un hijo, postizo pero como un hijo, pues quiero que gane él. Aunque Eva también es una tía muy competente.

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