La exempleada que acabó 'traicionando' a Isabel Pantoja ha decidido ponerse en manos de 'Cámbiame'. Un tercio de su vida ha estado vinculada a la tonadillera. Dieciséis años de los cuales, ocho se los pasó trabajando bajo sus órdenes. Una relación con una persona, que ahora describe como "muy manipuladora" y que la acabó "absorbiendo" pero que, cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde: el carácter de la Pantoja le había comido toda la personalidad y Pepi se ha convertido en una copia. Cristina Rodríguez ha ayudado a Valladares a recuperar su vida, a lanzar al fuego el 'look' que la relaciona con la que había sido su jefa y a reconciliarse con Telecinco, que no acabó muy bien las últimas veces que visitó sus platós.

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La vida de Pepi transcurre ahora entre las actividades de su casa y una tienda de ropa de fiesta y enlaces. Sin embargo, considera que un cambio sería beneficioso para favorecer que se cumpla un deseo que lleva tiempo persiguiendo: una nueva oportunidad de volver a la televisión.

Como el programa de cambios de estilismo tiene mucho de sesión terapéutica y tratamiento de choque, Pepi se ha desahogado y ha contado todo lo que llevaba dentro. "He vivido años muy buenos trabajando para Isabel Pantoja, pero también he derramado muchas lágrimas", le ha contado a Cristina, recordando el episodio que puso punto y final a su amistad y a su relación laboral: "Se le fue la cabeza y un día le faltó al respeto a mi padre, que tenía 76 años...". Hasta ese momento, ambas habían regado una estrecha relación de amistad, "de hermanas", compartiendo viajes, confidencias y secretos. Muchos secretos dentro de las paredes de Cantora que acabó usando como moneda de cambio para vengarse de la artista. Agobiada por la persecución de los medios, decidió dar una entrevista para "frenar" aquella situación. "Pedí 100.000 euros por una entrevista de 20 minutos y en 15 minutos estaba el contrato en mi poder", le confesaba a la estilista.

Finalmente, Cristina Rodríguez ha vuelto a obrar su magia y le ha quitado 10 años a Pepi Valladares. Su larguísimo pelo oscuro recogido en una cola media, ha cambiado a una sedosa y ondulada melena cobriza y un vestido azul eléctrico cruzado que realzaba su figura y le sacaba el partido a su pecho.