Los pasajes más duros que Aless Lequio relata en su libro: "Tengo cáncer, pero sobre todo tengo miedo"

Con humor, con ironía y con una tremenda fuerza, Aless Lequio disecciona en ‘El chico de las musarañas’, su libro póstumo, cómo convivió con el cáncer que finalmente acabó con su vida

Aless Lequio libro
foto autor Conchi
Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe de Clara Corazón

“El cuerpo es sabio y te prepara para todo, incluso la muerte”, dice Aless Lequio en uno de sus escritos recopilados por su madre, Ana Obregón (68 años) y que ahora han sido publicados en el libro ‘El chico de las musarañas’. Con una clarividencia absoluta y demostrando una sapiencia y una madurez descomunal para alguien de solo 27 años, el joven repasa cómo fue descubrir que padecía a cáncer, el miedo que le inundó cuando lo supo y la serenidad con la que afrontó el fin de su vida.

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Este 19 de abril sale a la venta este relato coescrito junto a su madre. Ana Obregón solicitó a la editorial que se respetase al cien por cien los textos de Aless, y así figuran. Estamos ante 72 páginas que, distribuidas en tres capítulos de lo que pretendía ser una novela llena de tintes humorísticos y ácidos, que finalmente él nunca pudo acabar y de la que solo pudo escribir tres capítulos. En ellos habla de las primeras molestias que le hicieron ir al médico; y además recoge varios textos en los que el empresario reflexiona sobre la última etapa de su vida, en la que se prepara para morir. “Una transición”, asegura en ‘Empatía: la magia de existir’; un escrito que revuelve al lector. “La muerte podría compararse a la preparación del cuerpo humano que precede un parto. Hablo de sensaciones inquietantemente tranquilizadoras y lúcidas”, escribe de una manera conmovedora.

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Ana Obregón quiso hacer llegar estos textos a la editorial y completar aquel deseo que le comunicó su hijo mientras recibía tratamiento para el sarcoma de Ewing. Estaban en Nueva Jersey, y Aless se había enfrascado en la escritura de lo que acabaría siendo ‘El chico de las musarañas’. Le dijo que quería verlo publicado y destinar todos los beneficios a la investigación. Su madre lo siguió a pies juntillas.

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Aless habla de estas sensaciones previas a la muerte que se convierten en algo “extracorporal”. “Son sensaciones que te dejan inmovil, y, si quieres, te lanzan fuera del cuerpo, y cuando me refiero a fuera del cuerpo, me refiero a que sales del cuerpo literalmente y dejas de ver, simplemente percibes sin saber muy bien cómo ni por qué pero percibes algo. Algo superior”, aseguraba. “Todavía quedaba la última batalla, la batalla de mi vida, pero creo que el cuerpo es sabio y te prepara para todo, incluso la muerte. Es lo más extraño que he sentido en mi vida”, relató.

Al ser un escrito a cuatro manos, Ana Obregón completa el libro y, tras leer esta sensaciones que inundaban a Aless en la última etapa de su vida, su madre apostilla, “te estabas preparando para la muerte, y yo no lo sabía, perdóname”. La presentadora jamás perdió la esperanza de volver a ver a su hijo sano.

Así relató cómo descubrió que padecía cáncer

En ‘Valientes Cabrones’, el primer capítulo de su libro, desvela las molestias que padecía y que le hicieron visitar el hospital en marzo del 2018. “Un dolor agudo en la zona peritoneal, nada parecido a un tirón o un escozor vulgar”. Le diagnosticaron hemorroides, pero aquello que le provocaba no tenía nada que ver con el padecimiento que ocasionan estas venas hinchadas. “Reconozco esos dolores, es como si creciera algo dentro de mí. Algo que empuja desde dentro hacia fuera, removiéndome los interiores. Suele presentarse en oleajes de dolor a altas horas de la madrugada y dura dos o tres horas hasta que consigo conciliar el sueño. Durante el día, aprieta pero no ahoga. A veces, hasta puedo sentirlo al sentarme”, definió.

ana obregón alessandro y aless lequio

En su libro, Aless narra cómo cuenta a su padre que debe ser intervenido de un abceso

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No eran almorranas. Los médicos encontraron “un abceso”, como ellos definieron, que convinieron que debía ser intervenido para evitar una infección futura. “Es bastante alargado y está en la pared del recto”, relató a su padre, al que le cambia el nombre. Alessandro pasa a ser Don Ernesto, y le cuenta por teléfono que los médicos quieren saber qué es.

Al extirpárselo, los sanitarios analizaron el bulto y descubrieron que era un tumor maligno de 10 cm. Ahí empezó un auténtico calvario de tratamientos durante dos años, en los que analizó su existencia y diseccionó con un maravilloso ojo clínico cómo el ser humano se prepara para la muerte.

Aless Lequio, en su libro, se dirige al amor de su vida “al que nunca conoció”

Llama poderosamente la atención que Aless Lequio dedique un texto al amor de su vida, pero, en vez de dirigirse a Carolina Monje, su pareja entonces, lo hace a una destinataria anónima, aún por conocer. "Vivo anclado en la posibilidad de conocerte, pero ya no sé si lo haré en lo que me queda de vida", dejó escrito el joven empresario. Ana añadió: “Ese amor nunca existió, porque el maldito cáncer te robó el tiempo para encontrarlo”.

Fue uno de sus momentos de mayor pesadumbre, que también los hubo; porque Aless no pretendía mostrar una visión edulcorada de la enfermedad. “Tengo cáncer, pero lo peor de todo, tengo miedo”, asegura. A pesar de estos momentos de angustia, que quedan fielmente reflejados, también propone una visión esperanzadora de la vida, el gran deseo de Ana Obregón a la hora de poner en marcha este proyecto al que tanto le costó dar forma.

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