Karmele Marchante acusa directamente a Plácido Domingo

La periodista no ha tenido reparos en reconocer que en una ocasión "se acercó más de la cuenta"

19 de agosto de 2019, 14:59

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Con unas reveladoras declaraciones, la periodista se ha sumado así a las nueve mujeres que han acusado a Plácido Domingo de acoso sexual. Lo ha hecho con un relato en su blog personal en el Huffington Post donde apoya a todas esas mujeres que puedan haber sufrido esos "excesos de confianza".

Según narra la propia Karmele, fue durante uno de sus encuentros profesionales que también se remonta a los años ochenta en el que el tenor "se acercó más de la cuenta".

La que fuera colaboradora de Sálvame recuerda la escena como si fuese ayer: "Recuerdo un día que le hice una entrevista en el mismo Liceu de Barcelona, años 80. A solas él y yo, en su camerino. Cuando cerré el magnetofón se acercó más de la cuenta y con cara de 'a mí me está todo permitido' me invitó al mismo hotel en el que se alojaría en Nueva York y salir a cenar luego".

Karmele no se corta y habla sin tapujos de la persona en la que pensó en aquel momento: "Algo sonó en mi interior a encerrona rara y me aparté, justo en el mismo instante en el que entraba sin llamar Marta Ornelas, su esposa".

Según la veterana periodista, la mujer del cantante era consentidora de todo: "Ornelas jamás dejó a Plácido a pesar de todo lo que sí sabía. Solo ella lo conocía de verdad. Aunque en su defensa puedo pensar que la habían educado para soportar estoicamente a un hombre así. Una relación aparentemente tóxica como tantas otras. Nada nuevo", sentenciaba.

Pero, al parecer, ese encuentro no se quedó ahí: "La señora pensó más de lo que vio y eso me llevó a una fugaz despedida y a desaparecer sin ser vista por el agujero de la cerradura".

A pesar de lo incómodo de la situación, Karmele reconoce que Plácido intentó seguir con el plan: "A las dos en punto de la madrugada sonó mi teléfono, que no cogí yo -por eso hay testimonio-. Era Plácido desde Viena para disculpar a su cónyuge y no a él mismo. Sin embargo, mantenía la invitación. No fui a Nueva York a pesar de que envió un boleto en primera y no volví a verlo hasta el 92. Nada salió de su gran laringe mientras volvía a entrevistarle".

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