Samya Aghbalou, concursante de esta edición de ‘Supervivientes’, nos concede su entrevista más desgarradora semanas después de haber sido expulsada. La joven confiesa en nuestra revista lo dura que ha sido su infancia, marcada por la soledad, el maltrato y un intento de suicidio en la niñez.
Eres de mecha corta. En Honduras, discutías y pasas de cero a cien.
-Muchas veces no lo puedo controlar. Cuando me siento atacada, salto. No puedo con la injusticia, y sobre todo el falserío. Los más falsos han sido Koldo y Álex [Adrover].
¿El peor concursante de esta edición?
-Damián. Es déspota, arrogante y egoísta.
¿Makoke?
-Allí me dio buenas vibraciones, ahora veo que se arrima al sol que más calienta. Veo falsedad en ella. Está saliendo la verdadera Makoke, crea conflicto con Terelu para tener protagonismo.
Garófano
¿Montoya?
-Me cansa mucho. Manipula a Anita y lo veo muy ‘yoista’. Me parecería injusto que ganara Montoya. Creo que Borja va a ganar y también me parece injusto, ha pasado desapercibido. Te tienes que mojar.
¿Cómo recuerdas tu etapa de colegio?
-De pequeña era hiperactiva, también tenía altas capacidades, que no es lo mismo que superdotada. Era un handicap porque no te entienden en el colegio. Nací en Tánger y con tres años sabía leer y escribir en árabe. Aprendí español en dos meses. Si hubiese tenido apoyo familiar podía haber llegado lejísimos a nivel académico o artístico. Ya es tarde. De pequeña quería ser como el resto, por mi situación en casa también tenía una actitud más distante. Volver a casa me causaba ansiedad.
¿Qué pasaba en tu casa?
-No me llevo con mi familia, no me he sentido ni comprendida ni apoyada. No me han dado lo básico que deberían dar unos padres. Me he sentido maltratada.
Viviste en esa energía más de la mitad de tu vida.
-Con miedo. Sentía envidia de compañeros cuando venía el padre o la madre y les daban un abrazo. Mi padre se ha portado mejor, no hacía nada malo pero no me defendía; eso le hacía cómplice.
Garófano
¿Pensaste en pedir ayuda por la situación que vivías con tu madre?
-No, me sentía culpable. Me manipulaba. Era: “Te maltrato y luego te manipulo para que te sientas culpable y victimizarme”.
Tenías que sufrir muchísimo.
-Pasé por varias fases. Recuerdo sentir una ansiedad muy fuerte, de hiperventilar, y caerme al suelo con 8 años.
¿Ningún profesor veía por lo que pasabas?
-[Llora] No, porque yo lo ocultaba. Lo negaba por miedo y porque me daba pena, la intentaba proteger. Era pequeña pero yo veía que esa señora no estaba bien, sin saber lo que es un trastorno. Ella no es consciente, tampoco ha querido serlo.
Te fuiste de casa muy pronto
-Con 18 años me independicé, me fui sin decir nada un día que no estaban en casa. Si llego a decir algo iba a haber drama, insultos, lloros... ¡Sentí una liberación! Alquilé una habitación y trabajaba de camarera sin tener ni idea. Duré una semana. Luego fui gogó y dependienta, mientras estudiaba. Era agotador pero sentía paz. Estudié algo que pudiera permitirme, un grado de administración. Pasé hambre, comía arroz con salchichas una vez al día. No tenía dinero para más. ¡Así en ‘Supervivientes’ no pasé hambre! [ríe.]
¿Se preocupó tu madre por ti cuando te independizaste?
-Se preocupó por ella: “Me has dejado sola. ¿Cómo eres capaz?”
Es muy dura tu historia. ¿Tendiste en algún momento a la autodestrucción?
-Cuando tenía 8 años por comentarios que oía en casa dije: “Me suicido y les quito un peso de encima”. Me bebí un vaso de lejía. Por suerte lo vomité enseguida. No llegó a mi estómago, me quemé el esófago. No lo volví a hacer.
¿Lo supieron tus padres?
-No lo sé. No estaban en casa y nunca lo hablé con ellos.
Garófano
Tienes un recuerdo selectivo.
-¡Si me acordase de todas las cosas que he pasado de pequeña me da algo! Elijo mis recuerdos, no tengo bonitos. El recuerdo más bonito que tengo es que me compraran una Barbie después del maltrato.
Dices que no lloras.
-No. El sufrimiento lo llevo por dentro. No quiero mostrarlo. Llevo casi dos años en terapia para gestionar mejor mis emociones. Cuando me independicé estaba en un estado crítico de ansiedad. Ahora nadie puede hacerme daño, controlo la situación.
¿Con quién lloras?
-Con nadie. No me gusta que me vea nadie, ni mi marido, me da vergüenza.
¿Por qué?
-Hay cosas de mí misma que aún no sé. Aún me queda mucho por mejorar.
Ahora que eres más popular, ¿ha intentado tu familia acercarse a ti?
-Desde antes de estar en ‘Supervivientes’ he empezado a tener relación con mi hermana mediana, de momento bien, pero voy con pies de plomo. No hablábamos porque ella lo tenía prohibido.
¿Tienes miedo a sufrir?
-¡Claro! Ella sigue viviendo en la casa familiar, ya es adulta y por mucho que no tengas maltrato físico, el ambiente es tóxico. Empatizo con mi hermana, pero no me fío del todo, no sé hasta qué punto la pueden manipular. Le doy una oportunidad, pero voy con cuidado porque no quiero que me hagan daño.
¿Cómo fue la primera vez que te dejaste querer por un amor?
-Al principio no me dejaba, cuando conocí a mi chico, no le prestaba mucha atención. Pensaba que me iba a hacer más débil. Llevamos cinco años juntos, dos casados. Estamos encantados, tenemos planes de tener una empresa juntos