Poco se podían esperar los belgas que la historia de amor entre el Príncipe Amadeo, hijo de la hermana de su Rey, y la italiana Elisabetta Maria Rosboch von Wolkenstein tuviera el desenlace que ha tenido. La pareja se casó el 5 de julio del año pasado, y ahora ha trascendido que el sobrino del Rey ha perdido sus derechos dinásticos y se queda fuera de la línea de Sucesión.

El simbolismo es un factor muy importante en las Monarquías europeas. Y cualquier gesto (o ausencia de él) puede tener inesperadas consecuencias. A pesar de que la relación contaba con el beneplácito de la Familia Real, Amadeo no pidió permiso al Rey para casarse con su prometida, con la que llevaba 5 años de relación. El Rey, por su parte, tampoco tuvo tiempo para autorizar el enlace. Tampoco se emitió el obligatorio Real Decreto en el Boletín Oficial del Estado con la autorización dinástica del enlace. Ambos, dos factores imprescindibles para la familia real belga.

El resultado es que el Príncipe Amadeo de Bélgica queda automáticamente excluído de la línea de sucesión. La Casa Real ha confirmado que Amadeo eludió sus obligaciones con toda la intención del mundo, ya que el sobrino del Rey querría llevar una vida corriente junto a su esposa en Nueva York. De esta forma, Amadeo no estaría obligado a hacer una renuncia oficial, algo mucho más farragoso y complicado de cara a la familia. 

Amadeo prefiere así salirse del corsé monárquico y continuar con una trayectoria de perfil bajo, independiente y totalmente al margen de cualquier actividad oficial o institucional en Nueva York junto a su esposa Elisabetta, una aristócrata italiana que, como la Reina Letizia y la recién casada Beatriz Borromeo, ejerce como periodista.

Amadeo era sexto en la línea de sucesión después de sus cuatro primos y su madre, la Princesa Astrid.