Desde que entró a formar parte de la Corona inglesa, Kate Middleton ha acaparado buena parte del foco mediático. La princesa de Gales es muy consciente de que cada gesto y palabra por su parte recibe una gran atención. No en vano es una de las royals más destacadas y queridas de la realeza europea. Este interés se incrementó exponencialmente en 2024 cuando anunció que padecía cáncer. La preocupación por su estado de salud hizo que las miradas estuvieran aún más sobre ella.
Es por eso que cuando hace una semana suspendió su asistencia al segundo día a Ascot saltaron todas las alarmas. Su presencia estaba confirmada por la Casa Real y el evento había mostrado el listado de asistentes en el que aparecía su nombre. Sin embargo, Kate no hizo acto de presencia. Unos minutos antes del inicio, los medios británicos recibían la noticia de que la princesa no estaría en el evento. Algo que quedó confirmado cuando Guillermo apareció en solitario en uno de los tradicionales carruajes
“A pesar del anuncio de Royal Ascot, la Princesa de Gales no asistirá hoy. Se entiende que está 'decepcionada' por no poder ir, pero 'tiene que encontrar el equilibrio adecuado' en su regreso a sus funciones a tiempo completo”, decía Matt Wilkinson, corresponsal real de 'The Sun'. La confusión era patente.
Al parecer, según el periodista Chris Ship del canal 'ITV', era una decisión de última hora. "Está siendo sensata, escuchando lo que su cuerpo le dice y retomando la vida pública con calma", decía otro experto. Así, ¿Qué le había pasado a la futura reina? ¿Había sufrido una recaída de su enfermedad?
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Pocos días antes se la vio con un impecable look nupcial en las actividades del Día de la Jarretera y todo parecía correcto. Y antes de eso la pudimos ver en el Trooping de Colour, el Desfile del Estandarte o un viaje a Escocia. Además, de cara al futuro, la editora real del 'Daily Mail' Rebecca English, señalaba que es muy probable que la veamos en Wimbledon el próximo lunes 30 de junio y en la visita de Estado en el Castillo de Windsor del 8 al 10 de julio.
Aunque Casa Real no especificó los motivos de su ausencia, todos los expertos y medios apuntan a que Kate estaría intentando encontrar el equilibrio entre cumplir con sus compromisos y cuidar su salud. "Mi camino hacia la curación y la recuperación total es largo y debo seguir viviendo cada día como viene", dijo la princesa en una de sus publicaciones más reflexivas.
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Para muchos, estos gestos señalan que Middleton decide por sí misma que es lo que más le conviene. Algo que, aunque muy sano para sus circunstancias, ha generado algo de polémica. Esa idea de que puede hacer lo que quiera transmite una imagen de la Corona un tanto inestable. Siendo una de las monarquías más disciplinadas, estos cambios inesperados ponen en entredicho las normas y reglas de los Windsor.
La revista Lecturas se ha puesto en contacto con María José Gómez Verdú, experta en protocolo, para analizar estas ausencias y el mensaje que manda la princesa. ¿Realmente transmiten inestabilidad? ¿Tiene derecho, dentro de las reglas establecidas, a descansar cuando quiera? ¿Debería reformular su forma de actuar en estos casos para respetar el protocolo de la Corona?
Una experta advierte a Kate Middleton
María José Gómez Verdú empieza su análisis asentando el contexto en el que se ha producido está ausencia: la monarquía inglesa. "Históricamente, el protocolo en las casas reales, especialmente en la británica, que es la más mediáticamente seguida y la más ritualizada de Europa, ha funcionado como un escudo frente a la incertidumbre", ha explicado.
"La puntualidad en los actos, la previsibilidad de los gestos, la claridad de los roles y la continuidad en la representación oficial son elementos que construyen estabilidad simbólica, y eso explica por qué la ausencia no explicada en un evento de alto perfil puede generar inquietud", ha contado la profesional.
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Y más teniendo en cuenta el compromiso al que Kate ha fallado. "Ascot no es una carrera de caballos, es un ritual de Estado donde se mezcla tradición, clase y representación institucional. La ausencia sin una nota oficial suficientemente clara rompe esa coreografía, y eso en protocolo es significativo", ha dicho.
Eso sí, a pesar de todo ello, la monarquía inglesa ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos y a las necesidades de sus nuevos miembros. Algo que justificaría las acciones de Kate. "La etiqueta moderna también reconoce que una institución sobrevive si sus representantes están alineados con su tiempo. Y hoy el bienestar, la salud mental y el equilibrio personal no son debilidades, sino banderas sociales", ha asegurado Verdú.
"La princesa de Gales ha redibujado los límites entre el deber y lo humano. Esto, lejos de ser deslealtad, puede interpretarse como una actualización del papel de una royal en el siglo XXI: no se trata de desaparecer, sino de marcar pausas con criterio, sin teatralidad, sin victimismo, pero con firmeza", ha afirmado María José.
Problema de comunicación
Dicho esto, Gómez Verdú tiene claro que el problema en esta situación no es la ausencia de Kate, sino cómo se comunica. "El protocolo, además de formas, es narrativa. Y si esa narrativa no se cuida, genera vacío. En un contexto tan marcado por el precedente de cómo se gestionó el anuncio de su enfermedad, con una falta inicial de transparencia que abrió la puerta a la especulación global, repetir ese silencio, incluso si es por razones distintas, erosiona parte del capital simbólico que ella representa", comenta la profesional.
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Todos recordamos el caos que se generó ante la falta de información sobre lo que le estaba ocurriendo a la princesa de Gales tras aquella misteriosa operación. "La princesa tiene todo el derecho, incluso el deber, de cuidar su salud. Pero como figura institucional, necesita un relato coherente que no deje espacio al rumor", señala la experta. Así, María José explica que la nuera del rey Carlos III no tiene que reformular sus decisiones personales, "pero sí el modo en que se transmiten".
El motivo es claro: "La Casa Real británica no puede permitirse ambigüedades prolongadas. Reformular no es retroceder, es prever. Comunicar con antelación, contextualizar ausencias y ser estratégica en su exposición pública puede ayudar a consolidar su papel como mujer moderna sin debilitar su rol institucional". De esta manera, Kate Middleton puede y debe marcar su ritmo, "pero no puede olvidar que, en el mundo del protocolo, el silencio también comunica. Y a veces, lo que se calla pesa más que lo que se dice".