El viernes por la tarde, en la plaza de toros de Benidorm, Jesulín de Ubrique brindaba su segundo astado a su hija mayor, Andrea, Andreíta. No lo hacía en sentido figurado, la adolescente se encontraba en la misma plaza, quien, aprovechando que se encontraba veraneando en la ciudad, se acercó a ver la faena de su padre.

Fue el propio Jesulín quien llamó a la niña y le pidió que se acercara a verlo. Ella, encantada, acudió con una amiga y el hijo de Mariví, la íntima de su madre. Quienes presenciaron el encuentro, aseguran que fue de lo más tierno y emotivo. Hacía demasiado que no se veían y se abrazaban, y esa reunión fue lo que padre e hija estaban necesitando. Ahora que Andrea es ya una adolescente, que no necesita ir acompañada de un adulto, puede que la relación con Jesús mejore, y, poco a poco, recuperen el tiempo perdido.

Belén Esteban no acompañó a su hija. A la colaboradora de ‘Sálvame’ le parecen perfectos esta clase de acercamientos, pero prefiere no inmiscuirse, de hecho, tampoco le gusta preguntar demasiado a la niña sobre cómo han ido estos encuentros padre-hija. La de San Blas les da intimidad y le basta con ver a Andrea feliz. Aún así, Esteban estaba deseosa de que se produjera esta reunión. Deseaba con todas sus fuerzas que Jesús viera la mujer en la que se ha convertido la mayor de sus hijos y contemplara lo guapa que está. Para Belén no hay otra como 'su Andreíta’.

A pesar de su verborrea, a Belén no le gusta hablar en televisión de las veces que el padre de su hija la llama o se acerca a verla. Cuando más alejados han estado, ella ha sufrido un intenso dolor que parece sanar poco a poco con esta clase de gestos, en los que padre y niña se juntan y demuestran que nunca es tarde para tener una estrecha relación.

andreita