Ana Milán habla de su hijo: ‘clubber’, futbolista e hijo de otro actor

“Marco es un tipo lleno de nobleza y de sentido del humor, que a mí particularmente me llena de orgullo”. La actriz pronuncia estas palabras y le brillan los ojos, pero vuelve a sacar su socarronería y dice: “Podría pasar 20 años peleándome con él, de hecho llevo 20 años discutiendo con él; pero es un ‘tipazo’”.

Tras haber vivido una etapa más futbolera, en la que parecía encaminar sus pasos a ser portero, puesto que estuvo jugando en el Club Deportivo Canillas y preparándose en la Ciudad Deportiva de Las Rozas, ahora vive completamente dedicado a la música. No puede negar de quien es hijo. Y es que aunque Milán no sea la maga del balón ni una entregada al solfeo, el padre de Marco sí lo es. 

Cuando Paco Morales llegó de su Málaga natal a Madrid, lo hizo con un sueño: ser futbolista. Deseaba entrar en el Atlético de Madrid, pero la música y la interpretación se cruzaron en su camino. Ahora, el veinteañero repite los pasos de su progenitor: fútbol y música; eso sí, nada de cantar ‘La Bamba’, puesto que Marco es más de techno.

Si el hijo está calcando los pasos laborales del padre; en cuanto a forma de ser, es idéntico a su madre. “Tenemos una relación muy especial y solo me llama cuando necesita algo; que era exactamente lo que yo hacía con mis padres”, le dice Ana Milán a Joaquín y se le escapa esa media sonrisa tan suya; la de la persona que conoce cómo sigue la historia pero no piensa desvelar el final.

Actualmente, el joven se encuentra embarcado en un proyecto profesional que tiene que ver con la cultura ‘clubber’; una fiesta que, tal y como definen en la web de la fiesta “nace del amor por la música y el club, y busca acercarnos a una experiencia única cada noche”. Si antes era un aficionado al techno, a quien le gustaba salir por esta clase de locales, ahora lo ha convertido en su profesión, y parece encantado.

Ana Milán ha procurado preservar el anonimato de su hijo a lo largo de todos estos años, pero no es raro que hable de él. Cuando salió con Fernando Guillén Cuervo, la actriz desvelaba que su descendiente y el de su pareja se habían llevado muy bien y estaban muy contentos compartiendo vida y casa. En los continuos directos de Instagram, en los que Ana Milán se viralizó y llegó a una nueva generación que no la conocía ni por su jefa autoritaria en ‘Camera Café’, ni por su Sonsoles en ‘Yo soy Bea’; Marco tuvo alguna que otra aparición estelar, bien a través de los comentarios, bien disfrazado y dándole un susto a su madre.

Si su hijo es importante y le ha hecho estar siempre con los pies sobre la tierra, su hermana le ha proporcionado el colchón ideal por si tropieza y se cae. “Mi hermana Maribel es mi mitad”, le decía Ana Milán a Joaquín. “Para mí es una madre, que ella exista es la seguridad de que siempre tengo una casa a la que volver pase lo que pase”. Las dos hermanas se llevan 10 años, y por eso la actriz siempre ha visto en la mayor a una importante figura de apego; de hecho, es incapaz de imaginar la vida sin ella.

Para Ana Milán, los amores van y vinenen. Los hombres con los que comparte vida están más o menos tiempo en ella. Pero hay dos personas inmutables, siempre presentes, una es Maribel y otra es Marco. Y los dos la han hecho ser la mujer que es hoy día.