Amaia Salamanca se sincera en 'Planeta Calleja': una adolescencia difícil y un afortunado error

La actriz atraviesa en bicicleta el imponente paso de los 33 Loros junto a Jesús Calleja en su viaje a Kirguistán

Amaia Salamanca

Amaia Salamanca protagoniza 'Plante Calleja'

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Lorena López
Lorena López

Periodista especializada en corazón y televisión

La adolescencia no siempre es fácil ni el éxito siempre llega cuando lo estás buscando. Amaia Salamanca saltó a la fama en el año 2008 con su papel de Cata en 'Sin tetas no hay paraíso', pero no siempre soñó con ser actriz. Llegó al mundo de la interpretación casi sin planteárselo, mientras estudiaba en la universidad la carrera de Administración y Finanzas (algo que compaginó durante años). "Mis padres lo entendieron perfectamente y me apoyaron, pero me pidieron que siguiese estudiando", contó la actriz en la última entrega de 'Planeta Calleja', en la que han visitado Kirguistán.

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Allí, junto a Jesús Calleja, Amaia Salamanca hizo una ruta de trashumancia a caballo pastoreando ovejas, pasó una noche en una yurta en praderas de alta montaña y superó un trekking por la legendaria Ruta de la Seda, entre otras experiencias. Fueron muchas horas juntos, tiempo para que el presentador y la actriz repasasen su trayectoria profesional al detalle, una que arrancó cuando ella tenía 20 años y estaba estudiando, como ya hemos mencionado, en la universidad. Se presentó a un casting ("por probar"). "Llegué una hora tarde y me cogieron. Imagino que lo haría fatal porque nunca había estudiado interpretación pero daría el perfil", recordó.

Amaia Salamanca

Amaia Salamanca, en 'Planeta Calleja'

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Amaia asegura que nunca había pensado en dedicarse a la interpretación, simplemente "aproveché la oportunidad". "Trabajar un mes eran 6.000 euros", dijo en referencia a 'SMS', la serie que emitió laSexta desde julio de 2006 a marzo de 2007; esa en la que aparecía junto a Mario Casas, Yon González y María Castro, entre otros. Poco después llegó Cata, de 'Sin tetas no hay paraíso'. "Me pedían fotos, me perseguía la prensa rosa, me preguntaban siempre por Miguel Ángel Silvestre...", recordaba cuando fue interrumpida por Jesús Calleja. "¿Te enrollaste con él?", le preguntó. "No. Es maravilloso como compañero, disfrutamos haciendo la serie. Pero nada más allá", respondió ella.

'Sin tetas no hay paraíso'

El reparto de 'Sin tetas no hay paraíso'

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Después llegaron otros títulos como 'Felipe y Letizia' (ficción que cree que no ha sido vista por los monarcas), 'Gran Hotel', 'Velvet', 'Tiempos de Guerra'... Solo hay un año y medio en el que no tiene títulos. Tras tener a sus hijos, estuvo un tiempo sin trabajar: "Pensé que ya no me querían. Sentí mucha angustia, pero ahora estoy contenta porque después del parón me llamaron para una película en Estambul, dos series... No he parado". Aprovechó su presencia en 'Planeta Calleja' para hacer un llamamiento: "Me gustaría una protagonista femenina de acción".

También recordó con Jesús Calleja su adolescencia, la cual fue algo complicada: "Era inquieta y muy fiestera, pero luego sacaba mis estudios". Sin embargo, eso provocó que tuviera una mala relación con sus padres, tan mala que se fue a Estados Unidos para estar lejos de casa. "Tuve un pavo horroroso. Me llevaba fatal con mis padres y con 14 años me fui a Estados Unidos porque no quería estar en mi casa. Eso me ayudó a valorar a mi familia y a darme cuenta de la suerte que tenía", contó, pero no pudo contener las lágrimas al hablar de sus padres: "Mis padres han sido hormiguitas y todo lo que han conseguido se lo han dedicado a sus hijos".

Un intenso viaje

La aventura en Asia Central de la actriz madrileña arrancó en la capital de Kirguistán, Biskek, centro político, económico y cultural del país, donde visitó junto a Jesús Calleja un mercado típico, en el que siglos atrás paraban los mercaderes de la Ruta de la Seda en su camino desde China a Occidente.

Amaia Salamanca

Amaia Salamanca se sincera con Jesús Calleja

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Desde allí, viajaron hacia el centro de este territorio indómito, el tercer país con mayor altitud media del mundo, hasta llegar a Song Kol, lago de alta montaña de aguas cristalinas, donde fueron acogidos por una familia nómada kirguís y fueron testigos de un partido de kok-boru, un ancestral deporte ecuestre. Tras dormir en una yurta, vivienda tradicional de los pueblos mongoles, acompañaron a caballo a los nómadas en su trashumancia hacia tierras bajas pastoreando ovejas durante una jornada.

El periplo prosiguió con un descenso en bicicleta de montaña atravesando el majestuoso paso de los 33 Loros y continuaron la ruta hacia el sur hasta Tash Rabat, un antiguo edificio utilizado por los mercaderes en la Edad Media. Después de pasar la noche en un albergue y recuperar fuerzas, emprendieron el ascenso al Panda Pas en un trekking de 25 kilómetros que los llevó hasta 4050 metros de altura, donde culminaron el viaje con las espectaculares vistas del lago Chatyr-Kul que separa Kirguistán de China.

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