Elige el colorete que mejor te sienta

Y conseguirás un cutis bonito y saludable

5 de marzo de 2017, 15:53

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El colorete es el cosmético que, utilizado bien, más rejuvece el rostro. Con él puedes conseguir un efecto 'buena cara' en muy poco tiempo. Es capaz de transformar una piel apagada y fatigada en un rostro luminoso y saludable. Para conseguir un buen resultado, conviene elegir el color y la textura que mejor se adapte a tu tipo de piel.

¿Qué es mejor, en crema o en polvo?

Todo depende de tu tipo de piel, si es seca o grasa o tiene imperfecciones, y de lo que quieras conseguir: un maquillaje natural o discreto o más sofisticado.

Los coloretes en polvo

Pueden ser sueltos o compactos. Combinan minerales y pigmentos de color. Quedan bien repartidos por el rostro y tienen una buena adherencia, con lo que duran más tiempo. Están indicados para todo tipo de pieles, pero en los cutis secos se aconseja hidratarlos bien antes. En cambio, las pieles grasas requieren una prebase, así los polvos no se acumulan.
¿Cómo se aplican? Lo mejor es usar brochas grandes ya que abarcan todo el pómulo. Que además sean redondeadas o algo aplanadas y flexibles, para no marcar demasiado los límites.

Los coloretes en crema

Contienen pigmentos de color, siliconas y grasas, pero no son untuosos ni pegajosos. Están indicados para las pieles secas y maduras porque no se acumulan e las líneas de expresión ni arrugas. Y resultan perfectos para las pieles sin imperfecciones, sin granitos ni acné, porque son menos cubrientes.
¿Cómo se aplican? La mejor forma de aplicarlos es con los dedos.

Nuevas texturas

En espuma, gel y líquido. Estos son más ligeros que los anteriores y resultan ideales si quieres un maquillaje suave y discreto. También hay coloretes en barra, que van muy bien para llevar en el bolso y hacer retoques fuera de casa.

¿ Y qué tono?

A la hora de elegir el tono del colorete ten en cuenta tu color de piel.
Piel clara. A este tipo de piel le favorecen los tonos rosas (pastel, palo...), pero también los rojizos.
Piel de tono medio. Opta mejor por los colores cálidos (melocotón, naranja...).
Piel bronceada. En este caso, los matices tierra, bronce y marrón dorado.
Piel oscura. Los rojos, frambuesa y vino. Si no te gusta dar un aspecto artificial, es mejor que evites los tonos nacarados (brillantes).

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