Tamara Falcó (43 años): “Me eché encima casi 20 kilos, solo comía filetes y tortilla de patatas. Conseguí sobrellevarlo con dietitas, deporte y visitas a la clínica”

El secreto de Tamara Falcó para ponerse en forma tras una mala racha no fue hacer dietas imposibles, tomar productos milagrosos ni pasar muchas horas en el gimnasio. Fue ir a la base, al origen de todo: el estrés emocional

Tamara Falcó
@tamara_falco

Pocas mujeres se mantienen como lo hace Tamara Falcó a sus 43 años. La diseñadora, aristócrata y colaboradora televisiva ha demostrado por activa y por pasiva que sabe lucir su belleza eligiendo con acierto moda, maquillaje y peinados. Pero también es la prueba viviente de lo importante que es escuchar a nuestro cuerpo a la hora de cuidarnos.

Durante la pandemia, la televisiva acudía a el Hormiguero con una tremenda revelación. En aquel momento su vida experimentaba muchos cambios, como nueva marquesa de Griñón, y tras haber perdido a su cuñado Jaime Carvajal. Su figura, sin embargo, ya no era la que había sido en la primavera de 2016. Falcó se había quitado de encima casi 20 kilos, y en aquella entrevista, reveló el secreto que marcó para ella un antes y un después: aprender a gestionar el estrés emocional.

Tamara Falcó
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Un enemigo silencioso

Ningún intento de bajar de peso debería estar motivado únicamente por motivos estéticos. El deseo, en realidad, debería ir orientado a tener una vida más saludable. A vernos mejor, no por entrar en una talla u otra, sino por sentirnos bien con nuestro cuerpo, por ser capaces de movernos sin limitaciones y saber que estamos sanas de los pies a la cabeza.

Y por eso, el enfoque de Tamara Falcó cuando lidió con esos kilos de más fue revolucionario. Ella misma confesó en El Hormiguero haber encontrado el verdadero problema: el estrés emocional.

“Me eché encima casi 20 kilos”, confesaba la hija de Isabel Presley, “mi madre me decía que no sonreía y no me veían los ojos”. Más allá del peso ganado, lo verdaderamente preocupante era haber perdido su sonrisa. Subir kilos era solo un síntoma más de un problema más profundo.

Acto seguido, Tamara recuerda que en aquel entonces tenía “mucho estrés emocional”, se pasaba el día “en casa metida” y todos sus problemas se le venían encima. “Solo comía filetes y tortilla de patatas”, recuerda.

El punto clave en su transformación personal lo marcó empezar a salir a la calle, volver a la vida. “Hay que encontrar lo que te funciona”, asegura, “tenía mucho estrés, y conseguí sobrellevarlo, después mis dietas, deporte y visitas a la clínica”, fueron la clave para que la diseñadora consiguiera controlar su peso y recuperara el control de su vida.

¿Es cierto que el estrés engorda?

El estrés engorda. O al menos, puede influir significativamente en el peso corporal, impidiendo que consigamos resultados, por más que nos matemos a hacer ejercicio en el gimnasio o hagamos dietas imposibles. De hecho, esta es la principal razón por la que expertos en el campo del deporte y la nutrición, como Juan Antonio Martín o Javier García, que han colaborado con esta revista, no recomiendan las dietas restrictivas. El estrés que producen puede ser contraproducente.

Cuando estamos estresadas, el cuerpo libera la famosa hormona del estrés: el cortisol. En exceso, este neurotransmisor puede provocar aumento de apetito y potenciar la acumulación de grasa. Como si tu mente pensara, “algo malo nos está pasando, tenemos que almacenar provisiones para sobrevivir mientras estamos en peligro”.

A estos cambios fisiológicos, que pueden llegar incluso a ralentizar el metabolismo, debemos sumarle los problemas emocionales. El estrés y la ansiedad pueden provocar “hambre emocional”, una sensación intensa y desagradable que nos lleva a buscar consuelo en la comida como forma de regulación emocional.

También es habitual que cuando estamos estresados nos cueste más hacer ejercicio, porque estamos más cansados física y mentalmente. Y, por si fuera poco, el estrés produce problemas de sueño, y dormir mal puede afectar también a las hormonas del hambre (la grelina y la leptina), haciendo que tengamos más aptito y menor sensación de saciedad.

Tamara Falcó
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Lidiando con el estrés

Igual que en el caso de Tamara Falcó, de nada sirve hacer cambios en la alimentación y el ejercicio si descuidamos la salud mental. Gestionar el estrés es de primera necesidad si queremos una vida saludable y equilibrada, y también es clave para poder controlar mejor el peso corporal.

Para ello, la psicología nos ofrece algunas enseñanzas claves que puedes empezar a aplicar desde ya.

  • Dale nombre a lo que sientes. Daniel Siegel, psiquiatra y autor de The Whole Brain Child demostró que identificar y poner nombre a una emoción ayuda al cerebro a regular el sistema límbico, lo que puede reducir la ansiedad e incluso calmar el hambre emocional.
  • Come con atención plena. Puedes hacer del momento de comer una práctica de meditación y serenidad, que te reconecte con tu cuerpo. Presta atención plena a los sabores, mastica despacio y escucha lo que te dice tu organismo para identificar con claridad el hambre y la saciedad. Esto, explica la Dra. Susan Albers, psicóloga de la Clínica Cleveland, es clave para reducir el estrés alimentario y prevenir atracones.
  • Haz pausas activas. Para tu cuerpo estar permanentemente quieto es una señal de que algo va mal. Pasar largas horas sentada, sin moverte, produce estrés. Por eso estudios realizados por la Universidad de Harvard avalan que dar paseos cortos o hacer estiramientos suaves durante 5 minutos, 3 veces al día, puede reducir los niveles de cortisol y mejorar los estados de ánimo. Es más eficaz que hacer una hora de ejercicio a la semana sin regularidad.
  • Cuídate como te mereces. Por último, recuerda que cualquier transformación personal debe nacer desde el amor a ti misma. Si te machacas, insultas y devalúas por tu peso, estarás luchando en tu contra. Si quieres perder peso, hazlo, pero desde al amor y no desde el odio. Es el único camino saludable hacia una mejor relación con tu cuerpo.