El día que Grace Kelly temió por el futuro de su hija Carolina: "Si la princesa deseara hacer cine, no me opondría a ello; pero no es el tipo de vida que le aconsejaría"

La princesa Carolina de Mónaco celebró su 14 cumpleaños en una fiesta íntima, sin alardes, organizada en el Palacio Grimaldi. A su edad, Carolina es casi tan alta como su madre (mide 1,65 m), tiene clase, una cierta picardía y... trae de cabeza a los sufridos Grace y Rainiero.

La joven princesa tutea a sus padres, se muestra muy libre con respecto a ellos y se prodiga en inquietudes artísticas, como el ballet, que despiertan cierta preocupación en palacio. ¿Y si quisiera hacer cine como Grace? Su madre demuestra poco entusiasmo ante esta idea. “Si la princesa Carolina deseara hacer cine, no me opondría a ello; pero no es el tipo de vida que le aconsejaría”, ha advertido Grace, sobre la que pesan los recuerdos de su propia experiencia.

Se viste a la moda y se maquilla como una adulta

Carolina, a sus 14 años, aparenta 18. Cuando va a París, ya no visita la Boutique Dominique, en la Muette, especializada en moda para niños, sino que va a Givenchy... Ha adoptado la moda maxi y ya empieza a maquillarse.

En cuanto a la formación de su carácter le gusta tomar parte en las conversaciones de adultos y posee un humor temperamental cuando se le discute. Su padre, el príncipe Rainiero, se niega obstinadamente a verla crecer. Siempre se refiere a ella y a sus hermanos, Alberto y Estefanía, llamándolos “mis peque��os” o “los monstruos”. Y, por lo tanto, ha asistido horrorizado a los rumores de que la corte británica pensaba ya en casarla con el príncipe Carlos.

En Mónaco ya se comenta que Carolina pedirá en breve permiso para salir a bailar con sus amigas. Y tanto Grace como Rainiero tiemblan ante la llegada de esa conversación.

Rainiero de Mónaco: "A veces Grace es intratable con nuestros hijos”

El príncipe de Mónaco ha querido aclarar con la prensa en qué situación se encuentra su vida familiar.

¿Tiene usted problemas con sus hijos?
Ninguno. Pero, a pesar de nuestro amor y ternura, educamos a nuestros hijos muy estrictamente. A veces la princesa es intratable sobre algunas cosas, como, por ejemplo, la limpieza y la puntualidad.

¿Qué nos dice de sus hijas, alteza?
Las adoro y creo que ellas me adoran a mí también. ¿Qué más se puede pedir?

¿Con qué clase de hombre las ve casadas?
Eso todavía está muy lejos, gracias a Dios.

¿Qué tal se lleva con el príncipe heredero?
Pienso que soy su mejor amigo. Le doy consejos a menudo, pero nunca aplastándolo con superioridad.