Edmundo miente. Si no habla de nosotras no interesa

15 de septiembre de 2021, 06:50

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He regresado a Ibiza ocho años después de la última vez. Estoy sentada en la popa del barco de un matrimonio muy amigo mío y no puedo dejar de mirar el castillo de Dalt Vila que tantos recuerdos me trae. Me siento inspirada viendo el atardecer, así que he decidido coger el ordenador para contaros que después de varias invitaciones por parte de mis amigos me he liado la manta a la cabeza y aquí estoy. He venido de ‘escopetilla’ con dos matrimonios, algo a lo que estoy acostumbrada en mi día a día. Aunque la convivencia en un barco nunca es fácil, porque el espacio es más limitado, he pasado una semana estupenda. A pesar del respeto que le tengo al mar, hemos salido a navegar. Le agradezco a Salvador, el capitán del barco, lo que se ha preocupado para que no pasara miedo en ningún momento. Dejémonos de tonterías, pero ir con alguien que tiene miedo en un barco es un coñazo.

He estado en Formentera, en Cala Saona, en Cala Jondal, y he comido en uno de los mejores chiringuitos de allí y me he puesto las botas. Total, un día es un día. Quiero dar las gracias a mis amigos Carlos, Mayi, Paloma y Dani por hacerme pasar una semana tan bonita en vuestra compañía. Gracias, Ibiza, por todo lo que te rodea y el encanto que tienes.

SECRET STORY

Desde hace mucho tiempo sé que nada es tan idílico, porque cuando me encuentro en el paraíso he tenido que enfrentarme el pasado jueves al estreno de ‘Secret Story'. ¡Qué puntería tengo! Como dicen en mi tierra: “Estaba de Dios”. Me pongo los auriculares y me conecto en el móvil para ver cómo estaba mi hija en el programa y cómo iba vestida. Lo primero que me encuentro es a Edmundo diciendo que las cosas no son como se han contado. No solo me quedo perpleja de lo que estoy escuchando, sino que encima me nombra y me mete a mí en la historia que está relatando. ¡Me quedé muerta! Claro que lo sé... ¿Cómo no lo voy a saber si tengo todo por escrito? ¡Absolutamente todo! Qué absurdo sería que yo le dijera a él que la llamara o le mandara un mensaje a mi madre si ya le había dejado claro, según él, que se iba de casa para no volver.

A mí capear este temporal no me preocupa, pero sí lo que le pueda afectar a la persona más importante de mi vida y para la que quiero felicidad, tranquilidad, paz y una vejez digna. Sé que me esperan semanas complicadas, pero asumo que está dentro de mi sueldo. Aunque, mejor dicho, no cobro lo suficiente para que todo esto vaya dentro de mi sueldo. No sé lo que pasará en las próximas semanas, pero intuyo que esto no se va a quedar así.

Me enfrento a este nuevo reto de Mediaset con la ilusión de ser la defensora de mi amiga Isabel Rábago, una grandísima persona y profesional. Así me lo pidió y yo acepté inmediatamente hacerlo, ya que las dos desconocíamos que Edmundo Arrocet iba a entrar también en el reality. De saberlo... las cosas no hubieran sido igual. Os confieso que esta semana al estar de vacaciones desconozco muchas declaraciones que haya podido hacer, pero tampoco me preocupa porque me las pondrán cien mil veces. En la conexión que hice en ‘Viva la vida’ me sorprendí, o quizás no me sorprendí tanto, porque, si no hace esas afirmaciones, ¿de qué va hablar? ¿De lo que ha hecho Edmundo estos dos últimos años en Chile? ¿Acaso interesa eso? Reconozcamos que no.

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