Pilar Eyre

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"Guillermo y Harry no se soportan"

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Pilar Eyre

Periodista y escritora

Treinta minutos! No cuarenta y cinco, como han dicho, sino solo media hora es lo que duró la visita de Harry a su padre enfermo, después de 12 horas de avión Los Ángeles-Londres, un viaje agotador que decidió hacer solo, sin Meghan, en cuanto se enteró de que el rey tenía cáncer. Carlos se lo notificó personalmente poco antes de que saliera el comunicado oficial, a las seis de la tarde del lunes 5 de febrero, ya que temía que si se lo contaba antes su hijo filtrara la noticia, como ya ha hecho en otras ocasiones. 

Fuentes oficiosas del palacio de Buckingham justificaron este breve encuentro diciendo que la visita, al ser una iniciativa particular de Harry, no se había planificado y no era oportuna ya que Carlos había tenido esa mañana de martes su primera sesión de tratamiento y debía “mantener bajos sus niveles de estrés”. Además, había proyectado irse a Sandringham y la visita de Harry le obligó a retrasar el viaje. Padre e hijo no se veían desde hacía nueve meses y la prensa norteamericana contó que Harry aprovechó esos escasos minutos para abogar por su mujer y quejarse de la avalancha de críticas negativas que despierta en los medios británicos. Al contrario de lo que se dijo en principio, Carlos reaccionó con frialdad, la situación de su nuera en esos momentos de incertidumbre, cansancio y dolor era la última de sus preocupaciones. Más urgente era planificar la logística que su ausencia provocará en el día a día de la institución, estudiar cómo se le va a sustituir y también de qué manera se darán los partes sobre su salud sin desvelar lo esencial: qué cáncer tiene, en qué fase se encuentra y qué tratamiento está siguiendo.

Carlos III
Cordon Press

Plantón de Guillermo

Camila no estaba presente en esta reunión de padre e hijo, dados los duros calificativos que Harry le ha dedicado en su libro y en las entrevistas que le han hecho: “Es peligrosa… hace pactos con el diablo… ha dejado cadáveres en el camino”. Pero, sobre todo, en su obsesión por defender a su mujer, la acusa de estar detrás de todas las críticas a Meghan “inventando historias contra ella que cuenta a sus periodistas de cabecera”.

Claro que peor fue lo de Guillermo. Uno de los objetivos de Harry en este viaje era encontrarse con su hermano y así lo declaró públicamente. Pero Guillermo dejó muy claro que esta reunión no iba a producirse, sin ninguna explicación más por su parte. Los dos hermanos, que tanto se querían cuando eran pequeños, ahora sienten aversión el uno por el otro. Harry quizás envidia el estatus de su hermano y la popularidad de la que goza entre los ingleses, y tal vez Guillermo envidia la libertad en la que puede moverse Harry y sus nulas responsabilidades. Pero sobre todo es el papel de las mujeres el que ha acabado por dinamitar el ambiente: Kate y Meghan se detestan y tienen una relación pésima que se puso en evidencia en los funerales de la reina Isabel, donde los rostros de ira y aversión de las dos daban miedo.

Guillermo
Gtres

El dilema de Guillermo

Al ignorarlo, Guillermo humilló claramente a su hermano, pero en esos momentos frenéticos tenía otras prioridades, como aclarar el difícil dilema al que se enfrentaba: permanecer al lado de su mujer, acompañándola en su misteriosa enfermedad, o ausentarse para sustituir a su padre al frente de actividades ya concertadas. Según se dice, ese martes tuvo incluso un ataque de pánico y confesó a través de una fuente próxima que lo principal seguiría siendo su mujer, como si se viera incapaz de asumir las altas tareas de su rango, pero al día siguiente debió recapacitar porque acudió a dos actos en representación de su padre. En el primero de ellos, en Windsor, su aspecto fue deplorable. Demacrado, muy delgado, cerraba los ojos como si la luz le molestase y, cuando tuvo que cuadrarse, se balanceaba adelante y atrás como si fuera a caerse. Parecía estar al límite de sus fuerzas. Harry, que ya no tiene vivienda en Inglaterra, tuvo que dormir en un hotel y, como nadie quería verlo, adelantó su salida al miércoles, cuando pensaba quedarse un día más. El jueves por la noche asistió a una entrega de premios en Las Vegas, donde dio un discurso lleno de bromas y rio a carcajadas. Los norteamericanos, que pierden la cabeza por cualquier miembro de la realeza, lo jalearon con entusiasmo y él se mostraba orgulloso. En Inglaterra puede que sea un proscrito, pero en Las Vegas es un auténtico rey.

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Reina la incertidumbre

La situación en la familia real inglesa no puede prolongarse, ya que es pasto de especulaciones y de hipótesis descabelladas, desde los que dicen que pronto tendremos una nueva coronación hasta los que afirman que Guillermo se ha negado a asumir más protagonismo. Alguna filtración de la clínica donde se operó Kate aclara que la intervención fue una histerectomía, lo que justificaría el largo período de recuperación. En cuanto a Carlos, resulta increíble que su equipo de comunicación haya pensado que diciendo que tenía cáncer quedaría satisfecha la curiosidad de la gente. Ahora lo más importante es saber su pronóstico. Dice The New York Times que, si Carlos resultara incapacitado por su estado de salud, según una ley de 1937 podría seguir siendo rey, pero la regencia pasaría a su hijo primogénito. ¿Está preparado Guillermo? Esa es la gran pregunta.

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