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Al principio me repelía. Uno de tantos maromos de gym que sólo leen las tablas de su rutina de ejercicios. Poco a poco me fue ganando porque con su manera de manejarse en la casa demostraba que sabía dónde se metía y ha llegado a convertirse en uno de los mejores concursantes de toda la historia de GH. Provocador, chulito, tierno, cariñoso, metepatas, bocachancla, arriesgado. Me gustó una reflexión que hizo antes de ser expulsado: la gente tiene que dejarme dentro aunque sea para ver aquello en lo que no quiere convertirse o ser. Me inquietó cuando lo vi llegar al plató la noche de su expulsión. Desubicado, desafiante con un público que no tiene la menor empatía por una persona que ha pasado tiempo aislada de la realidad, quizás demasiado respondón. Abusó demasiado de la tercera persona –“Porque Suso tal, porque Suso Pascual”– y confió en exceso en su indiscutible atractivo físico. Pese a todo tiene simpatía, arrojo y morro para aguantar en este negocio si se lo monta medianamente bien. Me gustaría verlo en ‘Supervivientes’.