Mi verano no ha sido el más triste

6 de septiembre de 2018, 12:59

Para mí, el año empieza en septiembre. Es el momento de la vuelta, de los propósitos, de iniciar cosas nuevas e intentar aparcar otras tantas. Ahora mismo, escribo esto y no sé lo que quiero para el próximo año, que creo que es la mejor manera de enfrentarse a él. Hace poco releí una frase en ‘Nubosidad variable’con la que estoy plenamente de acuerdo: “La vida no tiene cura”. Y es cierto. Nos empeñamos en construirnos una existencia segura cuando, como dice otro título de Martín Gaite, ‘Lo raro es vivir’.

Juro que, mientras escribo esto, recibo un mensaje en Instagram que me llega al alma: “Jorge Javier ayer estuve viéndote en el Teatro Olympia. Era la primera vez que pisaba un teatro sola, pero quería disfrutar de mi soledad y de ti”. Y entonces pienso que para el nuevo año voy a seguir marcándome un propósito que ya he comenzado a practicar con bastante fortuna: no sentirme nunca solo porque la vida me acompaña. La semana pasada una revista me sacó en portada con un titular que decía que había pasado el verano más triste de mi vida. ‘Madredelamorhermoso’, así, todo junto, ‘madredelamorhermoso’ de nuevo. No solo no ha sido el más triste, sino que solo en este verano me han pasado tantas cosas que llenarían varias vidas intensas de toda la plantilla de esa revista que ha sacado la portada. Ahí lo dejo.