En las aplicaciones para ligar no paran de preguntarme si soy yo de verdad

15 de octubre de 2018, 12:40

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Tu presencia en las aplicaciones se convierte en un auténtico rollo. No paran de preguntarte si eres tú de verdad y cuando pretenden quedar algunos no lo hacen porque les gustes sino porque quieren conocer al de la tele. Y si llegan a tener sexo con el de la tele normalmente les falta tiempo para contarlo así que meterse en la cama con un desconocido tiene mucho que ver con pasar un examen. Por estas razones estoy pensando seriamente en apuntarme al celibato durante una larga temporada. El invierno, además, es propicio.

El sexo debería ser un elemento de placer pero creo que acaba convirtiéndose en una fuente de conflictos. Cuando estás soltero porque tienes que salir a buscarlo y no siempre lo encuentras. Cuando estás en pareja porque con los años dejas de hacerlo con la misma intensidad. Y eso cuando lo haces porque la rutina, el estrés laboral y el día a día se encargan de ir aniquilando las ganas. Y cuando te separas después de una larga relación porque piensas que todo el monte es orgasmo pero al echarte a las calles te das cuenta de que el campo no está tan fértil como idealizabas.

El sexo no es una de las asignaturas en las que más haya triunfado de mi vida. Cuando era pequeño lo vivía con angustia por mi condición sexual y al llegar la época en la que mis hormonas explosionaron apareció el SIDA y se jodió el invento. El sexo era de todo menos alegre. En vez de placer nos provocaba angustia porque lo asociábamos a la muerte. Yo salía por las noches para acostarme con alguien porque asociaba el sexo a la compañía. Puedo decir que más del ochenta por ciento de mis encuentros sexuales han sido francamente innecesarios pero no me arrepiento de ninguno porque me han ayudado a comprender qué débiles podemos llegar a ser en esta materia. Qué débiles y que intransigentes. No hay nada más peligroso que alguien con una vida exenta de caídas porque tiende a no comprender e incluso a castigar la vulnerabilidad ajena. Prefiero a las personas con infiernos internos porque las sombras desaparecen pero la luz perpetua ciega y deforma la realidad.

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Jorge Javier Vázquez
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