Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

First Dates

Es mucho más sano mentalmente divertirse sin tener que esconderse

Ya he escrito varias veces sobre ‘First Dates’, pero creo que no las suficientes. Con el programa voy a rachas: unas veces lo veo sin parar y otras me tomo un respiro. Ahora estoy en la época de tragármelo todas las noches sin descanso y estoy entusiasmado con que en el grupo en el que trabajo se emita algo así. Una noche aparecieron un muchacho de Córdoba de 24 años y una muchacha de 26. A él le iba el sadomaso y ella era sumisa. El muchacho se mordisqueaba los labios de gusto mientras ella le iba contando que tenía el umbral del dolor muy alto y que por eso era complicado encontrar al cómplice adecuado. “Me gustan los retos”, resoplaba el cordobés. Maravilla pura. Conocimos también a unas chicas de veintipocos años a las que les gustaban los chicos y las chicas pero más las chicas. Y lo decían con naturalidad, sin complejo de culpa ni remordimientos. Como el chico jovencísimo que le declaraba a su cita que no se había atrevido a dar el paso de ser mujer por miedo. No por el qué dirán, sino por el miedo que supone todo el proceso. Qué auténtica fantasía escuchar a gente hablar de sus emociones con una tranquilidad que resultaba impensable en mi juventud. Recuerdo que yo entraba a las discotecas de ambiente cerciorándome previamente de que nadie me viese hacerlo. Y en algunos bares llamabas y miraban por una mirilla antes de dejarte entrar. ¡Ay, esa nostálgica clandestinidad! Pero seamos realistas: es mucho más sano mentalmente divertirse sin tener que esconderse.