Ya ha perdido cinco kilos en dos meses. Bueno, un poco menos porque, aunque es imagen de la firma, echó una pequeña mentirijilla y empezó la dieta una semana mas tarde de lo previsto. Porque Ivonne Reyes es imprevisible. Tanto como su próxima boda. Emprendió el reto de Entulínea porque unos “amigos” con una pizca de mala baba le dijeron que estaba gorda, pero ahora se quiere hacer una puesta a punto para cuando lleguen sus papeles de nulidad matrimonial y vuelva a estar soltera –al menos una semana, dice- para casarse por segunda vez.

 

El afortunado es el burgalés Jesús Arranz, el hombre por el que dejado Miami y se ha vuelto a instalar en Madrid. Pero los papeles no llegan. Se están haciendo de rogar y eso que según la actriz se ha hecho “un master en divorcios”. El vestido ya lo tiene en mente, el hombre que la lleve hasta el altar, también –su hermano mayor-, sólo necesita el sí de la Iglesia. Y si tarda, antes de que finalice el año pasa por el juzgado y lo soluciona. 

 

¿Cuánto llevas a dieta, Ivonne?

Dos meses y medio... Mmmm, en realidad, un poco menos, porque cuando me ofrecieron esta oportunidad dije: “ay Dios mío, con todo lo que tengo ahora”... Les engañé (risas) y empecé una semana más tarde.

 

Pero se te nota...

Y como de todo... me hago unos spaghetti con nata light y jamón de york que no veas. Tengo unas recetas espectaculares. Anoche cené verduras. Tenía calabacín, zanahoria, un poco de soja y lo rehogué con cus-cus.

 

No te privas... ¿Qué ha sido lo que más te ha costado?

Me costó mucho comer las cinco veces que recomiendan. Yo decía: “¿Tantas veces? Me voy a poner como una bola”. Pero hay que hacerlo porque así vas quemando y soltando líquidos.

 

¿Qué te había engordado... la felicidad?

(risas) Primero, los viajes... Tanto avión de Miami a Madrid... Y después, unos problemillas de mujeres. Los tipicos quistecitos que, con el tratamiento, te vas hinchando, reteniendo líquidos y te pones tremenda. Lo cierto es que yo tampoco me había dado cuenta, hasta que me lo dijeron unos amigos: “Qué gorda estás”. Ya ves qué amigos.

 

¿Estamos ante una puesta a punto para el día de la boda?

Sí (risas), pero me falta todavía bajar un poco.

 

Entonces, ¿todo sigue en pie pese a los problemas que tenías con la nulidad?

Dicen que en un mes ya está. Me habían dado una fecha, pero todo se ha alargado. Ahora depende de La Rota. Y me apatece mucho recibir ya la nulidad. ¡Quiero sentirme soltera otra vez! No por nada tampoco, porque me llevo muy bien con mi ex y la familia Mata, pero tener ese papel me da subidón.

 

Soltera para volverte a casar otra vez

Sí, pero tengo mi ‘break’ de soltera. De un día... O de una semana (risas)

 

¿Y por qué no te casas por lo civil?

Va a ser lo más fácil...

 

¿Cuándo lo harías?

Antes de terminar el año. A ver si es posible.

 

¿Será en España?

Sí, claro.

 

Oye, ¿y qué te aporta tu chico para pasar por la vicaría otra vez?

Que me lo ha pedido... (risas). Fue una petición muy romántica. Primero me la hizo a mi, y depués, al ‘príncipe de la casa’.

 

¿Le pidió permiso a tu hijo?

Claro. Fue muy bonito porque no me lo esperaba a estas alturas...

 

¿Dudaste dar el sí quiero?

No. Nosotros empezamos como amigos, luego la relación se fue afianzando, pero sí que me sorprendió lo del anillo porque, no sé, en el fondo, te lo puedes imaginar, pero tampoco creía que me volvería a pasar. Tenía la cabeza en otra parte, en mi trabajo, en mi hijo, en mis planos y, a estas alturas...

 

¿Se llevan bien tu chico y tu hijo?

Muy bien. Alejandro dice que es “super serio” y que “trabaja mucho”, pero cuando están juntos tienen mucha complicidad, juegan al futbol, tienen conversaciones de chicos... Es que si tu hijo no tiene empatía con tu novio la relación no puede funcionar. Ellos se llevan bastante bien y tienen muchas cosas en común.

 

¿Y el vestido?

Lo tengo pensado más o menos. Lo he dibujado y tengo varias ideas. Algo muy sencillo, muy ‘plane’ y no blanco.

 

¿Qué diferencia hay entre la primera vez que te casaste y ésta?

Que la primera fue mucho más fácil (risas). Esto es un lío de papeleos. Me estoy haciendo un máster (risas). Y que ahora soy mucho más consciente de todo.

 

¿Quién te llevará al altar?

Yo creo que me podrían llevar todos los hombres de la familia. Mi hermano mayor, mi hermano menor y Alejandro. Pero será mi hermano mayor.

 

¿Y os asentaréis en Madrid?

Sí. Es donde tengo mi trabajo. Donde continuo con mi perfume que es un proceso largo y complicado y donde me estoy preparando otra vez en talleres de composición de personaje para retomar el mundo de la interpretación. Estoy con el acento, con la dicción, que me he vuelto ‘miamera venezolana’.

 

A tu chico, lo del mundo de la farándula ¿no le asusta?

Yo creo que le gusta. El es más serio, pero hacemos un buen ‘team’.

 

¿Y no teme que se te cruce un compañero de trabajo? ¿No es celoso?

No. No es celoso porque yo no le doy motivos. Los dos viajamos un montón, pero tenemos muchas confianza el uno en el otro. La desconfianza nos dejaría agotados y yo sólo estoy con alguien que me dé también esa confianza. Ya no tengo edad para tonterías.