Precursora de todas las actrices españolas que triunfaron en Hollywood, mito
sexual en tiempos de la represión franquista, diva de discoteca, icono LGTB y reina de portadas, Sara Montiel supo reinventarse en muchas Saras. Pero, pese a su condición de estrella, tuvo un final amargo, marcado por las polémicas del último tramo de su vida.
La docuserie de HBO Max ‘Súper Sara’, dirigida por Valeria Vegas, reivindica su estatus de mito. “¿Tan mal lo hizo para condenarla a ese lugar tan ingrato? Sara no era un juguete roto pero todo lo que labró quedó eclipsado por esos últimos años”, confiesa Valeria a Lecturas. “Quiero que se recuerde lo transgresora que fue, se adelantó a las uñas de Rosalía, posaba desnuda y se presentaba como divorciada cuando no había divorcio en España”.
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Amantes y Mentores
Sara nació en el pueblo manchego de Campo de Criptana, y gracias a un concurso de copla en la radio se ganó la oportunidad de salir de la miseria. Pobre y analfabeta, se sintió atraída desde un principio por los hombres sabios y mayores que ella, de los que aprendió todo. El dramaturgo Miguel Mihura, el dirigente comunista Juan Plaza o el poeta León Felipe –que le enseñó a leer– fueron algunos de esos amantes y mentores. Años después, seguiría deslumbrando a los grandes hombres, que no se resistían a ella ni aunque estuviesen casados, caso de Severo Ochoa o el mismísimo rey Juan Carlos. El cine español se le quedaba pequeño a Sara, que emigró primero a México y después a Hollywood. Allí protagonizó ‘Veracruz’ al lado de Gary Cooper y se casó con el director Anthony Mann, 29 años mayor que ella.
Sufrió nueve abortos
De la mano de Mann conoció a Greta Garbo, a Marlon Brando o a James Dean. Harta de hacer películas menores, Sara volvió a España y triunfó con ‘El último cuplé’ y ‘La violetera’. Se divorció de Anthony Mann y vivió un breve segundo matrimonio con el empresario José Vicente Ramírez Olalla. Cuando él le pidió que dejara su trabajo, ella se negó. “No aceptó ser una persona que viviera de su marido. Ella tenía una carrera, autonomía y luz propia”, cuenta Norma Duval en ‘Súper Sara’. Su verdadero gran amor fue Pepe Tous. Junto a él cumplió su sueño de ser madre –había llegado a sufrir nueve abortos–, adoptando a sus dos hijos, Thais y Zeus. Y tras su muerte, en 1992, comenzó su declive. “Hubo un antes y un después tras el fallecimiento de mi padre. Él era el eslabón que unía a toda mi familia”, confiesa Zeus en la docuserie.
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El lento declive
Con el siglo XXI llegó su polémico matrimonio con Tony Hernández, un fan cubano a quien sus hijos veían con malos ojos. O Tony o nosotros, le dijeron Thais y Zeus. “Yo llevo 10 años viuda y no tengo que darle cuentas a nadie de si me caso con un cocodrilo o con una mula”, respondió su madre. Pero el cocodrilo acabó enseñando los dientes y Sara se deshizo en cuanto pudo de aquella relación.
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“No cumplió como marido. Estaba en Cuba todo el tiempo. Le dije que teníamos que separarnos porque me encontraba sola, sin hijos, sin él y sin nadie”. Sara se reconcilió con sus hijos antes de morir en 2013 de un paro cardíaco, pero para entonces su situación era triste.“Cuando enviuda en el 92, le mandaron telegramas de pésame Raphael, la Casa de Alba, la Casa Real, Almodóvar... Pero cuando murió, todo el mundo se avergonzaba de Sara”, nos explica Valeria Vegas.
Para la directora, “Sara fue víctima del machismo español”, que no perdonaba que en el otoño de su vida se hubiera abonado a los programas de corazón como vía para seguir de actualidad. “España, que entierra muy bien, a Sara Montiel no la enterró bien”, se lamenta en ‘Súper Sara’ Bibiana Fernández. Ella, Alaska y Loles León fueron de las pocas que acudieron a su adiós.