Enrique Solís no es su nuevo chico. Enriquito, rectificamos, porque a ojos de Tamara Falcó la diferencia de edad es insalvable y “con ocho años menos es… es pequeño”. De nada le sirve saber que otras mujeres como Madonna o Sharon Stone entreguen su corazón a hombres más jóvenes que ellas. Quizás porque no se identifica tanto con ellas como con la Reina. “Doña Letizia –dice- es todo un ejemplo”. Pero que ningún príncipe se eche a temblar, que pese a que Tamara es monárquica, y mucho, sigue a vueltas con la fe. “No soy Rappel y no puedo hablar del futuro, claro que me veo como esposa y madre, pero igual ese no es mi camino”. La televisión con la que escarcea pudiera ser. No repetiría un ‘We Love Tamara’, pero sí programas como ‘Hay algo que te quiero decir’, donde dio una sorpresa a una niña llamada Milagrosa. Su director espiritual le preguntó si era un programa pornográfico, pero “la Virgen sabía que tenía que hacerlo”.

 

Bueno, Tamara, ¿qué hay con Enrique Solís?

Te lo aclaro totalmente: no hay romance, somos amigos.

 

Entonces, ¿nada de nada? ¿No te gusta?

Yo no digo que no me guste: es guapo, es simpático y me llevo fenomenal con él. Es un diez como chico, pero me parece muy pequeño.

 

Yo no sé por qué tienes tanto problema con la edad de Enrique.

No tengo ningún problema con Enrique ni con su edad. Muchas mujeres tienes hombres jóvenes a su lado Madonna, Sharon Stone…

 

Anne Igartiburu.

¿Sí? ¿Anne también? ¿Con quién está?

 

Con un director de orquesta.

Ah… Pues Anne Igartiburu… A mí me parece estupendo… Pero, honestamente, hoy Enrique es mi amigo.

 

Algo ha debido pasar para que haya surgido tanto rumor…

Pues que coincidimos en los mismos sitios y que me invitó a la boda de su hermano. Resulta que estaba en Sevilla dando testimonio de fe y no conocía nadie, así que me llamó para que le acompañara. Y nadie, nadie ha visto nada que no hayas visto tú antes.

 

Pero ¿una noche loca? ¿Que más te da que sea 'pequeño' para eso…?

Hace un año me confirmé de la fe y mi director espiritual eso no lo recomienda.

 

Bueno… ¿Dónde te vas de vacaciones?

Por la costa.

 

¿Del Sol?

Y de Baleares.

 

Creía que te ibas de misiones…

Cierto, pero donde iba a ir no está muy bien la situación, así que no voy. No era seguro. Iré a donde vaya el apostolado…

 

Pero te pondrás bikini…

Claro. Lo que es pecado es pecado y lo que no es pecado no es pecado.

 

¿Ninguna escapada a Estados Unidos para ver a tus sobrinos?

Es que están en el campo…

 

Y no te apetece…

Es que es un rollo [risas].

 

Eres más de playa…

Me encanta el campo, el de aquí, el de Toledo. Y no sé, me han dicho que aquello es precioso, pero me cuesta. Prefiero pensarlo cuando se vuelvan a Miami.

 

Y el Camino de Santiago, ¿no te animas?

Un montón de veces lo he pensado. Pero se tiene que planear un poco, ¿no? Lo que sí que podríamos hacer es ir a ver a la Virgen del Pilar. ¿Te cuento la historia?

 

Prefiero que me cuentes si te hubiera gustado ir a la Coronación.

Hombre, pues claro que me habría encantado. Pero es que no me invitaron [risas].

 

Porque al Rey lo conoces.

De casa de mi padre, sí.

 

Pero celebraste la coronación, ¿no?

Con una cena en la que firmamos todos los amigos una carta, lo que yo no sabía, porque luego me fui a Londres. La que se ha liado después. Me dijeron: “¡ha salido una página entera en los periódicos!”. ¿Pero quién me cobró el ticket de la cena si resulta que sólo nos invitaban al champán? isas]. Que nos habían invitado a todos, decían. Menudo pufo.

 

Porque pagasteis. ¿No se decía la verdad?

Claro que pagamos. Hicimos un bote y se compraron las cosas. Moët & Chandon nos invitó a nueve botellas, pero eso no es un patrocinio en toda regla ¿no? [risas].

 

Yo no sabía que fueras tan monárquica. ¿Por qué?

Por la familia.

 

Ya, pero…

Son cosas que me divierten, por las que me siento identificada, que me hacen ilusión… Doña Letizia me parece todo un ejemplo.

 

¿Sí?

Me siento reflejada en ella. Letizia estudió periodismo, es una chica joven, la historia de amor es preciosa, ¿no? Que se hayan enamorado pese a que ella fuera nieta de un taxista.. Él podría haber elegido entre todas las princesas del mundo y escogió a una chica normal.

 

¿Tú te podrías enamorar de un taxista?

Me imagino que sí. No creo que el problema esté en que el chico tenga un taxi, el problema será enamorarse [risas].

 

Por cierto, ¡cómo fue de bonita la historia de la niña a la que diste la sorpresa en ‘Hay algo que te quiero decir’!

Milagrosa, sí. Ahora está haciendo rehabilitación.

 

¿No te agobia que ahora que todos sabemos de tu fe te llamemos todo el rato para que des, ayudes, reces… como si fueras la madre Teresa de Calcuta?

Decía Juan Pablo II que cada uno estamos llamados a la santidad según la forma en que somos, es decir, con los dones que Dios nos ha dado. Para mí es muy importante tener un director espiritual, por lo que me ayuda y me centra porque cuando me tocó lo de la tele, que la Virgen sabía que tenía que ir al programa de Telecinco, le llamé. “padre Jesús, padre Jesús. Que me han llamado de la tele. Que es un programa superfrívolo, que no sé qué hacer”. Y él preguntó: “¿Es pornográfico?” [risas]. “No, padre Jesús, no es pornográfico”. “Pues entonces -me contestó- ¿qué problema hay?”. Y es verdad. Todos podemos ser luz en donde seamos llamados.

 

¿Esa vocación no crees que te espanta a los chicos?

Igual. Si yo ya lo he dicho: ser esposa y madre quizás no es mi destino. Ahora pienso que sí porque todas mis amigas lo han hecho, pero igual no.