Julio Iglesias: las mentiras y medias verdades sobre su nacimiento como cantante

El relato oficial sostiene cosas como que su parálisis fue consecuencia de un grave accidente o que aprendió a tocar la guitarra durante su convalecencia en el hospital

Julio Iglesias
Gtres
Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Julio Iglesias (80 años) empezó su carrera a los veinte años y de forma casual. Según el relato oficial, su historia es la de un chaval tímido y de buena familia que estudió para abogado en la universidad y apuntaba maneras como portero de fútbol en el Real Madrid. Por desgracia, un desafortunado accidente de coche le provocó una lesión en la médula y frustró sus deseos. Tras someterse a una complicada intervención quirúrgica, perdió la movilidad de sus piernas. En los meses de convalecencia, Julio empezó a cantar sus propias canciones después de que un enfermero le regalara una guitarra. Gracias a su fuerza de voluntad, el chaval consiguió volver a caminar. Luego se presentó al Festival de Benidorm con 'La vida sigue igual', su primera canción, y ganó el certamen, iniciando así una carrera como artista que le llevaría a ser uno de los cantantes vivos que más discos ha vendido en la historia de la música.

De todo esto habla 'Hey! Julio Iglesias y la conquista de América' (Contra), un libro de Hans Laguna centrado en el exitoso plan de Julio para conquistar el mercado estadounidense a mediados de los años ochenta. Aunque el ensayo también aclara algunas de las mentiras más reproducidas por la prensa. El locutor del nodo, el noticiario del régimen franquista, que presentó a Julio en el momento en que este estaba a punto de participar en el Festival de Benidorm, dijo que el cantante era "un muchacho que iba para futbolista, pero que ahora es abogado y autor de canciones".

Lo cierto es que Julio nunca ejerció como tal. "Sí estudió Derecho, pero abandonó la carrera cuando le quedaba una asignatura para licenciarse", escribió Laguna. "El cantante no obtuvo el título hasta 2001, cuando decidió quitarse la espinita y examinarse en la Universidad Complutense. En lugar de realizar un examen escrito, como era la norma, Julio se examinó oralmente; tratándose de quien era, el procedimiento levantó suspicacias y obligó al decano a asegurar que no había habido 'ningún trato de favor'".

El autor también pone en entredicho eso de que Julio iba para futbolista. Según un amigo suyo del colegio, el español apuntaba maneras, pero más por ser alguien competitivo que por buen deportista: "Le metían goles de auténtica risa, pero cuando se apostaba con alguien una peseta a que paraba el penalti lanzado por el alumno más enorme y más bestia, lo paraba lanzándose y volando como una gaviota hasta el ángulo opuesto". Al poco tiempo, Julio entró en las categorías inferiores del Real Madrid, donde llegó a jugar en el juvenil B. "Jugaba a fútbol, aunque no lo hacía muy bien. Y esa pequeña gran frustración hizo que yo motivara mi vida de otra manera y empezara a cantar", confesaría el propio protagonista.

Un raro tumor

También hay muchas leyendas sobre el accidente que sufrió a los diecinueve años, cuando el vehículo en el que viajaba con unos amigos se salió de la carretera y dio alguna vuelta de campana. "Es cierto que posteriormente fue intervenido quirúrgicamente por una lesión medular tras la cual pasó unas terribles semanas con las piernas paralizadas", ha explicado su biógrafo. "Julio tardó un par de años en volver a caminar con normalidad, cosa que consiguió gracias a su enorme disciplina y capacidad de sacrificio. Y es igualmente cierto que esta discapacidad fue una experiencia traumática que le ha provocado secuelas físicas y sobre todo psíquicas durante el resto de su vida".

Sin embargo, la investigación realizada por Laguna le permite contradecir lo que ha contado Julio en multitud de ocasiones: "la parálisis no fue consecuencia de un grave accidente, sino de un raro tumor en la médula llamado osteoblastoma que se le manifestó poco después del trompazo". El autor apunta igualmente que esto lo reconoció su padre, el conocido ginecólogo Julio Iglesias Puga, en sus memorias publicadas en 2004, aunque su confesión no haya impedido que la leyenda del accidente, "más golosa en términos periodísticos, siga circulando". La única periodista que ha señalado en voz alta la trola es Pilar Eyre, quien explicó que el siniestro no fue "casi mortal", como ha repetido hasta la saciedad el artista, sino un pequeño accidente del que salió "con leves rasguños y no requirió ni ser hospitalizado".

Como bien señala Laguna en las páginas de su libro, la "tergiversación causal" de Julio también parece aplicarse a sus inicios en el mundo de la música. El relato imperante sostiene que el madrileño nació como cantante cuando un enfermero que le ayudaba en su rehabilitación le regaló una guitarra española para que pudiera entretenerse y que, desde ese instante, con la ayuda de un libro de acordes, Julio aprendió a rasguear la guitarra y empezó a cantar melodías que le venían a la cabeza. 

Vocación temprana

Esa versión se contradice con la de Alfredo Fraile, que fue compañero suyo en el colegio y luego se convirtió en su mánager desde 1969 hasta 1984. En sus controvertidas memorias, Fraile contó que Julio ya tocaba la guitarra y cantaba cuando, algunos años atrás, participaba en los espectáculos escolares de la Compañía de los Sagrados Corazones de Madrid: "Le recuerdo con su planta de adolescente triste y desvaído, agarrado a su guitarra mientras cantaba boleros y melodías populares hispanoamericanas. Era aún un crío, pero ya hacía demostraciones públicas de su afición a la canción". Curiosamente, nadie se hizo eco entonces de ese detalle. Está por verse si Netflix lo hará en la serie que ya está preparando sobre su vida.

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