Por CONCHI ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS
Lo de Jennifer Lawrence no lo calificaríamos de ‘annus horribilis’, pero sí de ‘trimestre horribilis’. Tres meses en los que al escándalo tras el robo de sus fotografías más íntimas se le une la ruptura de su última pareja, Chris Martin.
Anoche la actriz presentaba en Londres la primera parte de ‘Sinsajo’, perteneciente a la trilogía que la ha convertido en una de las chicas de moda. A la premiere acudió con un impresionante vestido blanco de Christian Dior en degradé, con falda más corta por delante y con algo de cola por detrás. El modelo tenía dibujado unas flores en negro por toda la parte del pecho, que caían hasta la cintura. Un look de lujo para reaparecer como un ave fénix renacida tras estos durísimos meses.
Sobre sus fotos robadas ya comentó todo lo que tenía que comentar a la edición americana de Vanity Fair. “Sólo por ser una figura pública, por ser una actriz, no significa que yo me haya buscado esto. Es mi cuerpo, y también debería ser mi elección, y el hecho de que no lo haya sido es totalmente nauseabundo. No me puedo creer que vivamos en un mundo así… No es que esto sea un escándalo, es un crimen sexual. Ha sido una violación. Es asqueroso” denunció.
Cuesta creer que esa misma que hace unos meses estuviera destruida, sin fuerzas si quiera para realizar un comunicado oficial, hoy resplandezca sacando fuerzas de flaqueza. Y desde luego que las ha sacado, puesto que al ‘celebgate’ se le unió la ruptura con su último novio, el músico Chris Martin, exmarido de Gwyneth Paltrow.
Al lado del de Coldplay ha pasado un verano de lo más divertido, con quien se dejó ver por conciertos y restaurantes de Los Ángeles. Aunque parecían compenetrarse la mar de bien, puesto que Jennifer era lo contrario en mujer a Paltrow, esto no ha sido suficiente ya que el romance de la pareja no ha sobrevivido a los primeros meses, los más bonitos, pero también los más definitorios.
Lawrence ahora se refugia en su trabajo y en sus compañeros, como Liam Hemsworth o Josh Hutcherson, a los que llama cariñosamente “mis gatitos” o “mis ángeles”. La actriz agradece todo lo que estos dos grandes amigos han hecho por ella. Unos camaradas con los que, reconoce, es muy difícil trabajar: “Es de lo más complicado actuar con tus mejores amigos porque tienes que fingir ser alguien completamente distinto. Mantener el contacto visual, reaccionar como otra persona, y mantener la seriedad”. Y eso para ella debe de ser lo más difícil, porque si algo sabemos de la actriz, es que adora las bromas y hacer el tonto.