Esta vez ha sido todo muy diferente. Los saludos con la mano llenos de alegría y positivismo han dejado paso a los besos volados y los “os quiero” a sus fans conteniendo las lágrimas. Isabel Pantoja debía regresar a Alcalá de Guadaíra después de haber disfrutado de su primer permiso de cuatro días.

 

A las once, y acompañada de su hermano Agustín, la tonadillera salía de Cantora. En el estrecho camino de la finca, la artista se cruzaba con Dulce, la niñera de sus hijos y que ahora continúa ejerciendo con su nieto Alberto. Era un encuentro casual, algo que posiblemente las dos querrían haber evitado, pero que ha sido imposible. Al final, se han terminado viendo las caras.

 

Una hora y cuarenta y cinco minutos más tarde, el coche en el que Isabel Pantoja iba de copiloto llegaba custodiado por otro de la Guardia Civil a la cárcel sevillana. A través de los cristales del vehículo se veía a una Isabel emocionada, que lanzaba besos dirigidos a sus fans que llevaban esperándola desde primera hora de la mañana, demostrándole que no está sola. El coche avanzó hasta la entrada de la prisión y, en el mismo lugar en el que lo había dejado aparcado, Agustín volvía a repetir la operación del lunes pasado. Ella ha salido, sin la alegría de la vez anterior, con una camisa blanca, pantalón negro estampado, zapatos de cuña y el mismo bolso que le vimos a la salida. La tonadillera sólo ha tenido gestos de cariño para los ‘pantojistas’, a los medios ni los ha mirado, cada gesto de cariño ha ido dedicados a ellos por todo el amor que le brindan.

 

Dentro de unas semanas, Isabel podrá disfrutar de un segundo permiso, en esta ocasión serán 6 días. Hay quien piensa que su cumpleaños, el 2 de agosto, lo disfrutará en casa, habiendo recibido el tercer grado, con más motivos que nunca para celebrar que esta junto a los suyos.