Por GLORIA FERNÁNDEZ

 

Resulta sorprendente la serenidad que transmite la modelo Vanesa Lorenzo, teniendo en cuenta que siempre ha sido una nómada de las pasarelas y de las sesiones de fotos, con los aeropuertos como patria. Empezó a practicar yoga en Nueva York y reconoce que le ha dado mucho equilibrio. Esta disciplina es su pasión y no ha dudado en apadrinar en Barcelona el Free Yoga, una emocionante clase de yoga con casi 5.000 participantes organizada por Oysho y Zentro Yoga. Sigue teniendo la agenda repleta de proyectos, pero es fácil percibir que detrás de esa tranquilidad también está su pareja Carles Puyol y desde enero su hija Manuela: “He tenido que renunciar a cosas y asumir una vida más sedentaria, pero deseaba tener a Manuela”.

 

¿Qué te parece la respuesta que ha tenido el evento que apadrinas?

 

Es un gusto sentir que en esta ciudad se apuesta por la práctica del yoga con la que tanto me identifico y que la gente responda. Así se ve que una vez más todos estamos apostando por la vida sana.

 

¿Qué se va a encontrar la gente que acuda a este encuentro?

 

Van a encontrarse una experiencia mágica. ¡Es que han venido más de 3.000 personas!

 

¿Qué te aporta el yoga?

 

Me permite conocer mi cuerpo e intentar parar un poco el flujo de pensamientos. Puedo reconocer mucho antes emociones provocadas por la química de algunos alimentos, porque estoy más conectada conmigo misma.

 

¿Cómo convencerías a una persona para que practicara yoga?

 

Es regalarte un momento para cuidarte, pensar en ti, tener tiempo para ti y sólo para ti, porque cuando mejor estés tú, mejor estarás con los demás.

 

El yoga parece que es también mejor en compañía. A Carles Puyol también le iniciaste tú, ¿es una persona aplicada cuando te acompaña?

 

La práctica del yoga es mejor hacerla acompañada, porque es una forma de compartir cosas. Es mucho más agradecido y te lo pasas bien.

 

¿Cuál es tu secreto para haberte recuperado tan rápido después de tener a Manuela?

 

El cuerpo humano responde muy bien cuando lo cuidas. Cuando estaba embarazada incluso tenía más ganas de cuidarme, porque pensaba en todo lo que necesitaba el bebé, y no dejé de practicar yoga. Por eso creo que me recuperé tan rápido. Invitaría a las mujeres que están embarazadas a intentar cuidarse incluso más.

 

Ahora que eres madre, ¿has notado cambios en los proyectos profesionales que te llegan?

 

Como en todas las profesiones, hay etapas. Ahora las marcas apuestan más por mujeres que por niñas y, la verdad, es que hay un antes y un después de cuando tienes un bebé.

 

Tener a Manuela seguro que lo compensa todo pero, ¿te has visto renunciando a cosas después de dar el paso de ser madre?

 

Sí. Tuve que dejar de vivir en Nueva York y asumir una vida más sedentaria. ¡Es que yo vivía en un avión con una maleta! Es un gran cambio, pero era lo que deseaba y ha sido una renuncia con gusto.

 

¿Crees que estudias ahora más los trabajos en los que te quieres involucrar?

 

Bueno, en mis agencias de Nueva York, París y Londres ya les he dicho que sólo quiero viajar una vez por mes, porque no quiero perderme cómo va creciendo mi hija.

 

¿Qué proyectos futuros tienes en marcha?

 

Tengo uno que me hace mucha ilusión, porque voy a poder explotar mi vena creativa. No puedo decir aún el nombre de la marca, pero está relacionado con el mundo infantil. Además, sigo trabajando en mi colección y como modelo…

 

…y con Manuela embelesándose con su madre mientras hace yoga, ¿no?

 

¡Sí! (Risas) La verdad es que ya tengo ganas de que sea un poco más mayor y lo practique conmigo.