Francisco Rivera se desvive por su hija Tana en El Rocío: Victoria Federica publica el momento padre e hija más tierno

La romería de El Rocío vuelve un año más como el escenario en el que la fe y la tradición se fusiona con el color, la alegría y las ganas de celebrar. Siguiendo la estela de Carmen Ordóñez, su hijo Francisco Rivera (51 años) ha emprendido rumbo hacia la icónica localidad de Almonte (Huelva) compartiendo momentos de complicidad y mucho amor con dos de las mujeres más importantes de su vida.

Si hace unos días se le podía ver iniciar el camino junto a su mujer, Lourdes Montes, esta vez ha sido su hija mayor, Tana Rivera, la que se ha sumado a esta cita ineludible con la tradición. 

Padre e hija se reencontraron a mitad de camino. Juntos, disfrutaron de diferentes actos de la romería, luciendo trajes típicos y participando con entusiasmo en el ambiente festivo y religioso que caracteriza a la romería. No obstante, fue Victoria Federica, quien este año también se ha sumado al Camino, quien actuaba de paparazzi y pillaba a Tana y Francisco en un momento muy especial. 

Tal y como se puede ver en la imagen, padre e hija bailan con soltura, gracia y complicidad. Una estampa preciosa que cautivó a la hija de la infanta Elena, quien no dudó en compartirlo en redes sociales y que, además, refleja la fuerte unión que existe entre ellos. 

A pesar de la popularidad de su familia, Tana Rivera tomó una determinación nada más cumplir la mayoría de edad: mantenerse al margen de la vida pública. Sin embargo, cuando se deja ver en público junto a sus padres, el vínculo entre ellos es evidente. Una química envidiable de la que presumen durante su estancia en El Rocío.

Un reencuentro familiar marcado por la tradición

Este encuentro ha sido también una demostración de los valores que Francisco Rivera le ha transmitido a su hija: el arraigo por las tradiciones, el respeto a las costumbres andaluzas y la importancia de la familia. "El Rocío es más que una romería, es una forma de vida", ha declarado el torero en más de una ocasión, y Tana parece seguir ese camino con orgullo y emoción.

Junto a ellos ha estado Lourdes Montes. La sevillana vive con devoción la romería, un camino que, además, se convierte en una pasarela improvisada de looks cargados de color y mucha alegría que ella misma defiende a las mil maravillas. 

El Rocío 2025 nos ha dejado una estampa que ha cautivado a todos sus seguidores y va más allá de lo anecdótico: la de un padre y una hija disfrutando un entorno de fe, música y tradición. 

El look flamenco de Tana Rivera en El Rocío

A diferencia de la feria, la romería requiere otro tipo de necesidades en cuestión de estilismo. De ahí que las mujeres recurran a vestidos o faldas donde la comodidad va ligada al estilo. 

Tana Rivera estaba espectacular con un vestido estampado de un vibrante color verde con flores blancas que destacaba por los volantes en las mangas, un favorecedor escote en V y detalles de lazos a lo largo de todo el vestido. Un diseño con el que ha podido hacer frente a esta jornada de camino con soltura.

La verdadera relación entre Francisco Rivera y su hija Tana

"Mi hija Cayetana se ha convertido en una mujer maravillosa cuando tenía todas las papeletas para ser la más tonta del mundo", confesaba abiertamente Francisco Rivera en una reciente entrevista para ¡Hola!. 

El torero no oculta el orgullo que siente hacia su hija mayor, pero no esconde lo difícil que ha sido para ella formar parte de dos de las familias más populares del país. "No es fácil ser hija de quién es. Nieta de quién es. La conocen en todas partes, la reciben…", apuntaba Francisco con cierto pesar. "Pese a ello, es supersencilla y tiene una escala de valores maravillosa. Es trabajadora, se está buscando la vida sola, sin papá y mamá", aseguraba a la mencionada publicación. 

Respecto a quien se parece a sus 24 años, Francisco reconoce que ha sabido hacerse a sí misma: "Ha sacado su propia personalidad, pero, al mismo tiempo, me recuerda en muchas cosas a mi madre y a nosotros". Un vínculo entre padre e hija que permanece inalterable: "Por supuesto que cometerá sus errores, y yo siempre voy a estar ahí para cuando me necesite".