Diego Postigo y Bimba Bosé formaron una preciosa familia. Casados en 2006, de poco importaba que su relación romántica no hubiera funcionado pues tuvieron dos niñas preciosas y crearon a su alrededor de ellas un ambiente tan sano, feliz y original que poco importaba que hubiesen dejado de ser marido y mujer. Continuaban queriéndose y eso es lo principal. Daba lo mismo que cada uno rehiciera su vida amorosa con otras parejas, pues lo fundamental, su familia, permanecía impertérrita. Ni el fallecimiento de uno de sus miembros puede acabar con esa energía tan bonita que crearon.
Hoy ya no está Bimba, pero su exmarido la sigue recordando. El músico lo hace con una sesión de él a la guitarra, mientras que Bosé canta. Les encantaban estos planes. La modelo desplegaba su magia, esa misma que ha heredado su hija mayor cuando canta, y entonaba “fly, fly, baby, fly”, vuela, vuela, nena, vuela. Un tema que hoy adquiere especial relevancia y connotaciones que consiguen que se nos erice el vello de la nuca.
Mientras que Diego ha colgado este vídeo en blanco y negro, grabado en la naturaleza y que condensa un momento precioso de sus vidas, el ‘viudo’ de Bimba, su actual pareja, aún ha sido incapaz de pronunciarse en las redes. La última foto en Instagram de Charlie Centa aún recuerda un atardecer en Valencia, en verano, con Bimba. Los dos pinchado canciones y poniendo a todos a bailar. Porque así era ella, eléctrica como la representa el último hombre que ocupó su corazón, y pausada como lo ha hecho Diego.
Este ha sido el último homenaje a la que un día fue su chica, la mujer que le dio los dos mejores regalos de su vida, Dora y June, y una de las personas más especiales con las que tuvo el placer de no solo cruzarse, sino de enamorarla.