Esto fue lo primero que Rocío le dijo a Fidel ya como marido y mujer

La frase que manifiesta que su pareja es su única y verdadera debilidad

9 de septiembre de 2016, 10:06

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Con el paso de los años, Rocío Carrasco ha probado una cosa, que su debilidad mayor tiene nombre y apellidos: Fidel Albiac del Pino. Su ya marido se ha convertido en el centro de su universo y prueba de ese ‘fidelcentrismo’ la dio la novia, ya convertida en esposa, al pronunciar sus primeras palabras como casada.

¡Te como la cara!”. Un comentario sentido, natural y dicho desde el más profundo amor. ¿Alguien dudaba de ello? Beatriz Cortázar desde ABC nos pone en conocimiento de una de las anécdotas del día, que se produjo justo cuando Rocío puso la alianza de casado a su marido. Fue una ocurrencia que el resto de invitados celebró con aplausos y carcajadas ante la espontaneidad de la novia. ¿Le respondería lo mismo Fidel? No nos lo imaginamos en semejante tesitura, la verdad…

Risas y lágrimas, como la película de Julie Andrews, pues los mismos invitados que reían a carcajadas habían empezado la jornada con lágrimas de emoción al ver a la novia recorrer el pasillo de brazo del hermano de su padre, mientras Miguel Poveda entonaba uno de los temas más sentimentales de Rocío Jurado, ‘Vibro’, que en una de sus estrofas dice estas románticas estrofas: "Valió la pena conocerte, valió la pena enamorarte, mentir sin tregua y esconderse, valió la pena hasta engañarle. Dejar la gris monotonía por este sin vivir constante, dejar la paz en que vivía por este infierno delirante. Porque contigo vibro cuando despiertan tus besos mis dos palomas dormidas”. Menuda declaración de amor.

Tras la ceremonia civil, los novios invitaron a todos a una cena tipo cóctel en la que se huyeron de formalismos. De hecho, no hubieron mesas con los nombres de los invitados, cada uno iba y venía según le parecía. Cero encorsetamientos, así los grupos de amigos fluían y cada uno hablaba con quien más le apetecía.

El jueves, tras celebrar el brunch post-boda, los novios abandonaron la finca ya convertidos en marido y mujer, y luciendo orgullosos sus alianzas matrimoniales.

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