Raquel Morillas, de GH3, fue una de las concursantes más mediáticas de su edición. Protagonizó con Noemí Ungría, otra compañera de edición, una preciosa boda cuando los matrimonios entre personas del mismo sexo aún no eran legales, que acabó en amarga ruptura, pero es ahora cuando vive su peor momento. Con la cuenta corriente del banco en números rojos, su adicción por el juego la ha llevado hasta el límite del precipicio.

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Morillas, que sufrió un gravísimo accidente de coche en el que casi se deja la vida, ahora es cuando se siente más desanimada. Para tratar de curarse de su ludopatía, ha acudido a terapias de grupo en donde encuentra apoyo. Según Kiko Hernández, que fue compañero de Morillas en ‘Gran Hermano’, aseguró que esta podría haber ganado 400.000 euros en su mejor época, que ahora habrían quedado reducidos a la nada más absoluta.

No es la primera vez que Raquel se enfrenta a estos problemas, en 2014 ya los descubrió en el 'Deluxe' pero su última recaída ha sido la peor, la que ha dejado su saldo al descubierto, a menos 172 euros. Pero por si la situación económica no fuera de por sí delicadísima, a esto hay que sumar los continuos engaños a los que ha envuelto a su familia y su chica por su adicción. Este mal no solo ha destrozado su economía, sino también su vida personal.

El viernes se sentaba en el ‘Deluxe’ para detallar cómo había sido su vida y llegaba a contar experiencias tan dolorosas como esta: “He engañado a mucha gente por mi adicción, a mi pareja y todo para pedir créditos en el banco por valor de 7.000 € y gastármelo en un ruleta sentada desde las diez de la mañana hasta la madrugada".

“Ese dineral que ganaste entonces, 50 millones de pesetas, ¿ese dinero dónde está?”, quería saber Kiko, “he vivido muy bien durante toda la época de televisión, he viajado mucho. Sabéis que he sido un poco loca y regalaba coches… me daba un poco igual. Regalaba costara lo que costara. El dinero también se ha ido ahí”. Y además reconocía que si no hubiese sido por el juego ahora podría vivir más holgadamente, “sin pasar calamidades”. Al menos, Raquel actualmente tiene trabajo, una familia y una pareja a la que agarrarse, puede que ahora comprenda que ellos son su verdadera tabla de salvación.