No era un día fácil para recorrer Cataluña. La comunidad autónoma, como buena parte del país, se encuentra en una intensa ola de calor que ha llegado antes de lo esperado. A pesar de ello, los reyes Felipe y Letizia han llevado a cabo sus compromisos con total profesionalidad. Alrededor del mediodía, la pareja real ha llegado a la Abadía de Montserrat para acudir al acto central del milenario de la fundación del Monasterio de Montserrat presidido por los Reyes esta mañana.
Los padres de la princesa Leonor han recorrido el recinto, conociendo de cerca las curiosidades de esta imponente construcción. Después de comer, alrededor de las 17:15h de la tarde, la pareja se ha desplazado hasta Badia del Vallès para celebrar el 50º aniversario de la inauguración del polígono de viviendas.
El objetivo es destacar la importancia de esta iniciativas que se llevaron a cabo por los problemas de vivienda que tenía la población. De las 12.000 viviendas que se imaginaron en un primer momento, se quedaron en 5.400 de protección oficial ante una demanda de 28.000 euros. El estreno de un mural participativo ha sido la forma de rendir homenaje a esa iniciativa.
GTRES
Sin embargo, si algo ha llamado la atención ha sido el baño de multitudes que han vivido Felipe y Letizia. Los reyes no han dudado ni un segundo en acercarse a los ciudadanos que se habían acercado hasta el lugar del acto para verles.
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La madre de la infanta Sofía ha saludado con cariño a los hombres y mujeres que les esperaban, les ha dado la mano y ha alzado la mano para saludar a los que se encontraban más lejos. Una actitud que ha mantenido en el encuentro con los vecinos que se asentaron en este polígono de viviendas en los años 70.
Después de charlar con ellos, la pareja real ha acudido al taller ocupacional del Centro Pere Claver – Fundació Tallers de la localizad. Esta entidad se vuelca en la inclusión social, educativa y laboral de personas con discapacidad intelectual y problemas de salud mental.
Su recorrido por Montserrat
Totalmente fascinados, Felipe y Letizia han aprovechado su visita a Montserrat para observar con detenimiento cada pequeño detalle de la imponente espacio. Un lugar de peregrinación desde muchos puntos de Cataluña y que se ha convertido en un espacio místico y emblemático. Eso sí, su llegada ha sido un tanto problemática. Una manifestación de 200 ciudadanos antimonárquicos les esperaban a las afueras a la abadía.
Aunque estaba todo pensado para que accedieran por la puerta principal, la reubicación de algunos manifestantes, ha hecho que los monarcas hayan accedido al Monasterio por la parte trasera. Las autoridades les esperaban en el jardín de los monjes que viven allí. Un escenario totalmente diferente para continuar la visita con normalidad.
Tras estos primeros saludos, los monarcas se han reunido con autoridades religiosas para homenajear esos 1.000 años de historia en el Salón de Honores. Durante este acto, se ha dedicado unas palabras al abad Oliba, fundador del monasterio, y el abad de Montserrat, Manel Gasch, y el abad de la Basílica Papal de San Pablo Extramuros del Vaticano, Donato Ogliari, han reflexionado sobre la filosofía de su orden.
Después, el rey ha pronunciado un discurso en catalán, destacando la total importancia de este emplazamiento. "Cuando hemos traspasado el umbral de esta basílica, lo hemos hecho con la conciencia clara del peso de la historia: de lo que significa vuestro milenario y del vínculo del Monasterio y la Corona", afirmaba.
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No todo ha sido el acto. Felipe y Letizia han podido recorrer algunos de los lugares más destacado de la iglesia. Por ejemplo, han estado varios minutos observando de cerca a Nuestra Señora de Montserrat, una talla románica policromada que represente a la virgen de la 'montaña mágica', como se denomina en la ciudad. Conocida como 'La moreneta', los monarcas la han estudiado atentamente. Mientras el rey tocaba la mano expuesta que sostiene una esfera, Letizia preguntaba a uno de los monjes algunos aspectos de la estatua.
Por último, Felipe y Letizia han tenido el privilegio de escuchar a los escolanos de la Escolanía de Montserrat, uno de los coros de niños cantores más antiguo de Europa, que hace las delicias de los visitantes que tienen la suerte de escucharlos durante la visita.