“La monarquía no es solo un sistema de organización política o una institución histórica: es una arquitectura simbólica sustentada por títulos, tratamientos y rituales que otorgan forma y contenido al papel de sus miembros", nos cuenta María José Gómez Verdú, experta en protocolo y etiqueta antes de adentrarse de una forma más profunda en la princesa Leonor (19 años).
En el mismo día de su nacimiento el 31 de octubre de 2005, recibió el título de infanta de España, nombramiento que cambió al de princesa de Asturias el día en que Felipe VI ascendió al trono en 2014. Pero la hija mayor de Felipe y Letizia no es solo princesa...
Leonor es una pieza clave en el presente y futuro de la monarquía española y, aunque no cuenta con una agenda propia, su protagonismo es cada vez mayor. Desde Lecturas hemos querido ahondar en los títulos que sustenta la heredera al trono con solo 19 años de la mano de una mirada experta.
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Princesa de Asturias, de Gerona y de Viana; Duquesa de Montblanc; Condesa de Cervera; y Señora de Balaguer. "Leonor de Borbón y Ortiz emerge como un ejemplo paradigmático del modo en que los títulos reales no solo reflejan el presente, sino que anticipan un destino institucional cuidadosamente delineado", asegura Gómez Verdú. Pero, ¿cuál es su valor?
El valor real de los títulos que ostenta la princesa Leonor
La experta asegura que estos seis nombramientos que posee desde que era una niña "tienen un valor simbólico, histórico y territorial que responde a la tradición de la Corona española como heredera de múltiples reinos: Castilla, Aragón y Navarra (...) No son meras fórmulas decorativas".
Desde el punto de vista del protocolo, merece la pena destacar que cada uno de ellos "condicionan los actos oficiales, determinan tratamientos, precedencias, y ceremoniales específicos". Por ejemplo, cuando Leonor actúa en calidad de heredera en el Principado de Asturias, la institucionalidad regional se adapta para reconocer su papel constitucional. De ahí que su discurso anual en el Teatro Campoamor no es una mera intervención pública, "es un ejercicio de autoridad simbólica cuidadosamente pautado por la etiqueta".
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Leonor I de España y consorte
Lo que pocos saben es que los títulos que sustenta Leonor no son vitalicios ni mucho menos. La experta en protocolo advierte que en el momento que la hija de Felipe y Letizia ascienda al trono como Leonor I de España, "todos sus títulos actuales como heredera serán absorbidos por la jefatura del Estado".
En ese mismo momento se le reconocerá con "nuevas dignidades". De Alteza Real pasará a ser Su Majestad la Reina, y se convertirá, automáticamente, en Soberana de la Orden del Toisón de Oro, Capitana General de las Fuerzas Armadas, y cabeza de diversas instituciones del Estado.
Pero más allá del ascenso real evidente, el protocolo real contemplará un ajuste completo en toda la estructura. "El futuro consorte, si lo hubiera, recibiría títulos acordes a su rol, posiblemente rey consorte, mientras que el tratamiento de los demás miembros de la familia real, incluida su hermana Sofía, se revisará a la luz del nuevo organigrama institucional", nos cuenta María José Gómez Verdú. Un futuro todavía por escribir.
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El contraste con la infanta Sofía
A diferencia de Leonor, la infanta Sofía ostenta un único título que posee desde el mismo día de su nacimiento, el de Infanta de España. Esto tampoco ha pasado desapercibido para nuestra experta. "Aunque esto pueda parecer escaso frente al despliegue nobiliario de su hermana, en términos de protocolo esta diferencia es significativa y coherente con el principio de primogenitura que rige la sucesión española", explica.
La realidad es que la infanta Sofía ocupa un segundo plano, aunque no por ello irrelevante. De hecho, su presencia en diferentes actos públicos también genera un enorme interés.
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"Sofía tiene precedencia tras la Princesa de Asturias y, al no formar parte directa de la línea sucesoria inmediata una vez que Leonor tenga descendencia, su visibilidad protocolaria tenderá a moderarse con los años", como ha ocurrido con sus tías Elena y Cristina. No obstante, la cosa podría cambiar en el caso de que Sofía empiece a ocupar "otros roles institucionales, culturales o filantrópicos".
Como conclusión final, la experta en protocolo y etiqueta, María José Gómez Verdú, expresa que el lenguaje de los títulos reales es "una arquitectura de expectativas que en el caso de Leonor se proyecta en una carrera cuidadosamente trazada hacia el trono, mientras que para Sofía implica una discreta pero respetada pertenencia a la Casa Real". Ambos caminos están marcados de una forma clara por el protocolo, que "no solo ordena los actos, sino que estructura el relato de la monarquía ante la ciudadanía y el mundo".
"Los títulos no hacen a la persona, pero en la realeza, la persona y el título se entrelazan para construir una narrativa de continuidad y legitimidad.Y en esa narrativa, Leonor y Sofía encarnan dos formas distintas, pero complementarias, de servir a la Corona", ha sentenciado.