El inmenso sufrimiento de Letizia: Pilar Eyre revela todo sobre la enfermedad de la reina

La visita de los Reyes a los Países Bajos ha dejado la insólita imagen de Letizia, que tuvo que sentarse durante el besamanos debido al neuroma de Morton que sufre en el pie izquierdo

Pilar Eyre

Periodista y escritora

Actualizado a 24 de abril de 2024, 07:01

GTRES
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Impresionante. Tardará mucho tiempo en borrarse de nuestra retina, si es que se borra, la imagen de la reina Letizia sentada en un taburete durante el besamanos de la recepción oficial en el palacio real de Ámsterdam mientras los reyes de Holanda y el rey de España permanecían de pie, a su lado. 

Al principio nos costó asimilar qué estaba pasando. Desfilaban los invitados frente a los cuatro reyes, que extendían la mano. Primero Guillermo, de frac y condecoraciones, lo mismo que Felipe. Después el fino brazo de Letizia. Y la última Máxima, espléndida en plateado, brillando como una sirena. Sí, vimos la mano de Letizia, es cierto... pero a ella no. ¿Qué ocurría? ¿Dónde estaba? Hasta que por fin nos ofrecieron un plano frontal de los cuatro monarcas y advertimos que sí, que en efecto Letizia se situaba entre Felipe y Máxima, pero ¡sentada! 

¿Cómo? ¿La enérgica, bulliciosa, sociable, simpática Letizia sentada y con expresión doliente tendiendo una mano lánguida como una anciana? Y eso no fue todo, cuando anfitriones e invitados se desplazaron al comedor vimos que Letizia ya estaba aposentada en una silla, de la que no se movió en toda la noche. ¿Cómo la transportaron hasta allí? ¿Qué hecho misterioso acontecía? Y no es porque no hubiéramos visto ciertos síntomas. 

En el aeropuerto, cuando cogieron el avión que los iba a llevar a los Países Bajos, lo que algunos interpretaron como una agradable conversación entre los monarcas semejaba en realidad un momento tenso en el que Letizia se expresaba ante su marido con grandes aspavientos y Felipe, con cara de hartazgo, se encogía de hombros y optaba al final por ignorar a su mujer y avanzarse hasta abordar el avión. Sabiendo que los estaban grabando, de vez en cuando exhibían unas frías sonrisas que no engañaban a nadie. ¿Estaban hablando quizás del apretado programa que les esperaba en Holanda? ¿De la imposibilidad de realizarlo dadas las molestias en los pies de la reina, ese doloroso neuroma de Morton que todos sabemos ahora qué es? Un viaje oficial es imposible de cancelar ya que hubiera dado pie – nunca mejor dicho– a numerosos rumores, no solo sobre la salud de los monarcas, sino también sobre su estabilidad conyugal. 

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