Las Casas Reales europeas son tan parecidas, como diferentes. Todas comparten una serie de normas y protocolo básico, pero cada una toma sus propias decisiones en ámbitos muy variados. Uno de ellos son los estilismos. Aunque hay unas reglas de vestimenta comunes, cada Corona decide qué diseños o prendas son más adecuados que otros en según qué eventos.
Un claro ejemplo es Máxima de Holanda. La argentina ha sabido adaptarse a la cultura neerlandesa, pero también ha aportado detalles propios de su país natal. Así lo analizaba la especialista en moda Josine Droogendijk. La autora del blog 'Mode Koningin Maxima' ha vuelto a destacar un elemento llamativo del estilo de Máxima: la reina no enseña las rodillas.
Lo hizo, hace ya mucho tiempo. Pero desde hace 10 años no se ha vuelto a ver a la esposa de Guillermo Alejandro con alguna prenda por encima de las rodillas. De hecho, incluso ha adaptado antiguos diseños para alargar su extensión. Se podría asociar con un cambio de las tendencias o algún protocolo real, pero no es solo eso.
¿Qué llevó a Máxima a ocultar esta parte de su cuerpo? ¿Tiene que ver con su posición? ¿Pasa en otras Casas Reales? Para analizar todo ello, la revista Lecturas ha hablado con María José Gómez Verdú, experta en protocolo.
La evolución de Máxima de Holanda
"Hace tiempo que no vemos las rodillas de la reina Máxima no porque exista una norma escrita en el protocolo de las Casas Reales, sino porque ella ha integrado de manera inteligente un estándar tácito muy valorado en el entorno institucional", ha comenzado explicando.
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¿Cuál es ese estándar? "Proyectar sobriedad y respeto en eventos oficiales mediante faldas que cubran la rodilla, junto con el uso de medias". Una estrategia para mandar un mensaje sin decir nada. "Este estilo, que forma parte del canon no formal de la realeza europea, prioriza una estética serena y digna, algo visible en casas como la británica, donde la reina y sus sucesoras evitan enseñarlas", ha seguido la profesional.
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"Al comienzo de su vida pública, Máxima reflejaba con faldas cortas una energía espontánea y cosmopolita", ha dicho Mar��a José, recordando las primeras veces que vimos a la joven al lado del entonces príncipe heredero. "Sin embargo, su transformación estilística en los años posteriores a asumir el título real no fue impulsada por una imposición, sino por una evolución consciente; una adaptación al peso simbólico del cargo que ella misma abraza con autoridad, prudencia y elegancia", ha argumentado.
Las otras Casas Reales
Este fenómeno no se limita a la monarquía holandesa. "En España, Letizia también opta por faldas midi en actos oficiales (aunque en entornos informales permita más libertad), en Noruega y Suecia se observa el mismo respeto al decoro, y en el Reino Unido los vestidos suelen permanecer a la altura de la rodilla como signo de moderación", ha observado Verdú.
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Para la experta, "lo interesante es cómo estas pautas formales se transmiten: no hay un manual, sino una imitación silenciosa entre consortes y una internalización simbólica de lo que 'parece correcto' en un escenario institucional", ha explicado. Así, aunque no haya una regla concreta, parece que todas las royals han entendido la necesidad de seguir unos límites en cuanto a vestimenta.
Quizá una de las más influyentes fue la de la reina Isabel II. "La larga trayectoria de la reina Isabel II fue decisiva para consolidar este estándar, y Máxima lo ha incorporado sin renunciar a su estilo distintivo: colores vivos, estampados audaces y tocados originales", ha señalado.
Por todo ello, "que hoy 'no veamos las rodillas de Máxima' es, por tanto, un reflejo de que ha absorbido y reflejado con soltura esa etiqueta tácita. Se trata de un equilibrio deliberado: proyectar autoridad sin perder personalidad", ha afirmado la profesional.
"Ella comunica con su vestimenta que entiende el rol que ocupa, que acepta las expectativas asociadas al trono y al protocolo, pero que, dentro de esos límites, puede mantener una impronta única. Y eso es, en sí mismo, una lección de estilo e inteligencia real", ha concluido.