Carolina de Mónaco, de su madre, Grace Kelly: "No quiero competir con mi madre. Somos muy diferentes"

Si por algo se caracteriza la familia Grimaldi es por la discreción. A pesar de copar titulares desde el mismo día de su nacimiento, Carolina de Mónaco (68 años) logró lo más difícil, estar a la altura de la leyenda de su madre, Grace Kelly. 

La icónica actriz se convirtió en princesa de Mónaco tras casarse con el príncipe Rainiero III en 1956. Una obligada transformación de estrella de Hollywood a miembro de la realeza que fue seguida con fascinación alrededor de todo el mundo. No obstante, más allá del glamour y esa perfección que proyectaba, su papel más importante y desafiante fue el de madre. Grace quiso inculcar en sus tres hijos el sentido del deber, la pasión por el arte y la cultura y una discreción que, Carolina, ha seguido a rajatabla.

Muchos dicen que Grace veía en su hija Carolina a su sucesora natural en el deber real, una presión añadida que marcó de manera inevitable la vida de la actual princesa de Hannover. El vínculo entre ellas siempre fue muy especial y todavía hoy, la mayor de los Grimaldi sigue honrando la memoria de su madre, manteniéndose fiel a los valores que ella le inculcó. 

Carolina de Mónaco hablaba así de su madre, Grace Kelly

Para escuchar a Carolina de Mónaco hablar de su progenitora tenemos que echar la vista 50 años atrás, concretamente a 1975 cuando el New York Times publicó una entrevista con la joven princesa para acallar los rumores que aseguraban que se pasaba la vida yendo de fiesta en fiesta, algo que disgustó a su madre. 

Al ser preguntada por su relación con Grace Kelly, Carolina aseguró que "no existe rivalidad entre nosotras. Nos llevamos muy bien". Sin embargo, nunca le gustó el mundo del cine y la televisión: "No quiero competir en el área de mi madre. Somos muy diferentes". Respecto a su forma de ser, llamó la atención cómo la princesa definía a su madre, una oscarizada estrella de Hollywood, como una mujer "tímida", mientras que ella era todo lo contrario.

En ese entonces, Carolina, que había decidido formarse en Filosofía, miraba al futuro con ganas de seguir aprendiendo. "Mi ambición es seguir estudiando durante un tiempo, porque hay mucho que aprender. Y quizás algún día poder usar mis idiomas, francés, inglés, alemán y español. Quizás en conferencias internacionales, como intérprete. También me encanta viajar", declaraba en ese entonces. 

Tras la trágica muerte de Grace Kelly, todo cambió. Carolina se convirtió en la primera dama del Principado, un papel que defendió con garra mientras su padre siguió al frente de la Corona. De hecho, todavía hoy son muchos los que la siguen viendo como la mejor representante de Mónaco. 

Alexandra de Hannover: "Mi madre es muy valiente"

Probablemente, Alexandra sea la hija más desconocida de Carolina de Mónaco. Su carácter tímido aunque afable siempre la ha colocado a la sombra de sus hermanos mayores, algo que ya empieza a cambiar. 

La joven daba un paso al frente en su exposición mediática al conceder una entrevista a la revista Elle en la que ha hablado de sí misma y, por supuesto, de su madre. "Hay momentos en los que me siento muy conectada con mi lado monegasco y otros en los que me identifico más con mi herencia alemana y austriaca", reconoce haciendo referencia a su padre, Ernesto de Hannover, con el que su relación es casi inexistente. 

Desde que Carolina y Ernesto se separaran en 2009, la princesa de Mónaco ha actuado como padre y madre. De ahí que Alexandra la vea como "un pilar" fundamental no solo para ella sino para toda la familia. De ella valora su "carácter moderado y esa capacidad de resiliencia" que ha ganado con el paso de los años. "Es muy valiente y jamás entra en pánico. Nunca se deja afectar por nada", asegura. 

Quizás, una vida marcada por la tragedia tiene mucho que ver en esa nueva Carolina, de quien Alexandra dice que "es increíblemente fuerte". "Siempre he sabido que puedo acudir a ella con cualquier problema y que lo abordaremos juntas desde la calma y sin dramatismo", confesaba con orgullo a la mencionada publicación. Y es que, si algo ha heredado de ella es "la bondad, los buenos modales y el sentido del humor".