Boda Ortega Cano y Ana María Aldón: el otro 'sí, quiero' del torero con Rocío Jurado

Con motivo de su segunda boda, este 30 de septiembre, recuperamos las imágenes más icónicas de una de las bodas que marcó el final del S. XX en nuestro país

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Este domingo 30 de septiembre, José Ortega Cano vuelve a darse el 'sí, quiero' veintitrés años después de protagonizar junto a Rocío Jurado una de las bodas más icónicas de la década de los 90 y de finales del S. XX en nuestro país. El diestro celebra ahora su enlace en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) con Ana María Aldón, madre de su hijo José María, y con quien acaba de casarse por lo civil en Zaragoza. Esta inminente celebración nupcial es la ocasión perfecta para recuperar los recuerdos y las anécdotas de aquella boda entre el torero y la más grande.

Si hay un adjetivo que describa el enlace entre Rocío y Ortega Cano ese es 'espectacular', no solo en pretensiones, sino en su significado. Como la de Isabel Pantoja y Paquirri una década antes, aquel bodorrio volvía a unir uno de los toreros con más reputación de los ruedos con la artista que mayor proyección y éxito. Fue un evento social que paralizó a todo un país el 17 de febrero de 1995, día en que se celebró en la finca familiar de Yerbabuena (Sevilla).

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Rocío Jurado fue una novia de finales de invierno que no decidió hasta el último momento qué vestido iba a lucir. La cantante mandó confeccionar para la ocasión tres vestidos, en función de las condiciones del tiempo pero, sobre todo, por la alergia que padecía en la piel. Finalmente, la más grande se decantó por un 'look' nupcial que ya ha pasado a la historia. La Jurado llevó un maravilloso diseño confeccionado por el modisto colombiano Arturo Zapatay. Un delicado vestido en color champán elaborado en seda salvaje, chantilly y organza, con detalles de encaje en la cola y un favorecedor escote en barca, que dejaba sus hombros al aire. Remató con un señorial recogido a la 'goyesca' y una diadema de orquídeas, rosas blancas y azahar. La ayudaron a vestirse su hermana Gloria y su cuñada Rosa Benito.

Más de 600.000 euros (alrededor de los 100 millones de las antiguas pesetas) fue lo que invirtieron los novios para tener la boda que habían soñado y procurar todo lo necesario para que a los invitados no les faltara de nada. Rocío y José engalanaron la finca Yerbabuena para albergar a los 1.500 invitados que les acompañaron en el día más especial de su relación. A pesar de todo, solo 200 pudieron acceder a la ermita donde se dieron el 'sí, quiero' en una ceremonia en la que Amador Mohedano y Juana, madre del diestro, fueron los padrinos de boda, y una emocionada Rocío Carrasco se vistió de dama de honor. El resto de los asistentes pudieron seguir todo lo que aconteció dentro de la capilla a través de pantallas gigantes.

Posiblemente aquel 17 de febrero fue el día que más nervios pasó Ortega Cano de su vida. Y más después de que la más grande llegara a retrasarse casi dos horas del momento fijado para convertirse en marido y mujer. La ceremonia estaba fijada para las doce del mediodía, pero un problema por el carro tirado por caballos que llevaba a Rocío al altar, hizo que empezara a las 13:40 horas. Tanta espera provocó que el diestro se equivocara de dedo en el que colocar la alianza a su mujer.

La pareja consiguió escribir esta página de oro de su historia de amor después de los tres años que necesitó la artista para conseguir la nulidad eclesiástica de su primer matrimonio, con Pedro Carrasco. Una historia que acabó truncando el cáncer once años después, pero que les dio otro gran momento de felicidad: la adopción de sus hijos Gloria Camila y José Fernando.

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