De musas va el tema. Una, musa del cine, Penélope Cruz, presentando su primer documental ‘Uno entre cien mil’, sobre leucemia infantil; la otra, Rocío Carrasco, musa del papel cuché. Pese a haberse cansado de repetir que no era un personaje público hace unos años, ahora no solo asume su condición de famosa, sino que la explota.
Tras vender la exclusiva de su boda, y pasar por el altar con el hombre del que lleva enamorada 17 años, Fidel Albiac, Rociíto vuelve a la palestra mediática. Lo ha hecho en el estreno, patrocinado por Viceroy, del documental de la madrileña más internacional, presumiendo de alianza de casada y con sonrisa de anuncio de dentífrico. Ella ha asegurado que está más feliz que nunca, y que esta celebración de amor la ha colmado de gozo. De sus hijos, ni palabra. Ellos pasaron la boda de su madre rodeados de la familia de esta, esa que tampoco había sido invitada.
Los madrileños cines Callao anoche se llenaron de rostros conocidos tanto del cine, de la televisión o de la música. Actrices y compañeras de Pé como Loles León o Elena Anaya se morían por conocer las historias que la de Alcobendas ha querido contar para hacer cercana una realidad que parece oculta. Cada año, miles de niños enferman de leucemia y los avances médicos todavía no se están tomando su mejoría en serio, para Cruz esto sucede porque a las farmacéuticas no les interesa. Así, su grito desesperado que busca concienciar a todos de que hace falta invertir más en este problema, para salvar las vidas de todos estos niños, se escucha alto, claro y con fuerza.
Y entre tanto rostro de actores y actrices, dos primas unidas. Rocío y Chayo. La cantante podría haberse puesto en su contra a toda su familia por haber asistido a la polémica boda, pero ella parece feliz a la hora de haber escogido bando en esta 'guerra'.