Cualquiera que pase por la misma situación que Chelo García-Cortés sabe perfectamente lo que se siente. No es fácil desplazarse cada día, o cada semana, para acudir a tu puesto de trabajo y, mientras tanto, dejar a tus seres queridos en casa. Se te rompe el corazón en cuanto comienzas a hacerte la maleta. Y claro, de entre todos los que se quedan en casa, unos lo sufren más y otros menos. La colaboradora ha querido ahora mostrarnos quién es la que peor lo pasa cada vez que sale de casa...

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Chelo García-Cortés contra las cuerdas: quieren arrebatarle lo que más quiere

Chelo García-Cortés

Desde que llegó a su vida, nada ha vuelto a ser lo mismo. Chelo García-Cortés lo ha explicado en numerosas ocasiones. Vamos, que en pocos meses le ha robado el corazón y ya no se imagina estar sin ella. ¡No es para menos! La buena de Maggy llegó a casa de la colaboradora de Sálvame para ponerlo todo patas arriba. No se imaginaban que podían llegar a cogerle tanto cariño de una forma tan rápida. Pero es que Maggy se hace querer.

Nunca hemos visto a la colaboradora tan enfadada como cuando alguien se mete con su Maggy, la perrita que vive con ella. Saca uñas y dientes si hace falta. Así lo hizo cuando Kiko Hernández aseguró que la asociación de donde Chelo había adoptado a Maggy ahora quería arrebatársela. La colaboradora llevaba muchas semanas guardándoselo hasta que no puedo más y explotó en directo. Temblaron los cimientos de Mediaset. Por Maggy, MA-TA.

Ahora, Chelo ha querido sincerarse del momento más duro de cada semana: cuando tiene que marcharse para atender sus compromisos laborales en Sálvame y deja a Maggy en casa. Aún sabiendo que se queda en estupendas manos, que está como una reina y que nadie la va a querer más, la colaboradora sufre por tener que separarse de ella. Y es que Maggy y Chelo han hecho un tándem ideal.

Ya sea de paseo o jugando en casa, la colaboradora no se separa ni un segundo de su mascota mientras puede. Chelo, nosotros te entendemos perfectamente. ¡Qué sería de nuestras vidas sin los perretes! Sus miradas cuando abrimos la puerta para marcharnos nos rompen el corazón -y eso que luego, los muy granujas, se ponen a jugar como si nada-. Ánimo, que los días pasan muy rápido y Maggy va a estar ahí esperándote. Ay, ¡cuánto amor!