"Ahora tengo el 'síndrome del impostor' más controlado, quizás porque desde hace algún tiempo siento que estoy empezando a despedirme"

26 de noviembre de 2015, 16:22

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Me cae bien Isabel Coixet. Siempre que veo una entrevista suya, la devoro. La última, en El País, donde habla del “Síndrome del impostor”. Y dice: “Crecí en un mundo en el que no estaba programada para nada de lo que he hecho ni de lo que me ha pasado. Tengo la sensación de estar de prestado y, perennemente, padezco el síndrome del impostor. Incluso cuando me va muy bien”. Yo también lo padezco. La primera vez que escuché a alguien hablar así fue a Maruja Torres, que le confesaba en un libro a Pilar Eyre que al principio de su carrera temía que en cualquier momento apareciera alguien para reprocharle que estuviera ocupando un lugar que no le correspondía. Yo ahora tengo el síndrome más controlado, quizás porque desde hace algún tiempo siento que estoy empezando a despedirme. Lucho por tenerlo dominado porque si no no me dejaría disfrutar todo lo que me está sucediendo. Escribo estas líneas un domingo a las once y cuarto de la mañana. Esta tarde actuaremos en el Palacio de la Ópera de A Coruña. Quiero estar tranquilo para  disfrutar de la experiencia. No sé si me la merezco o no, vuelve a salir el síndrome del impostor, pero en cualquier caso deseo gozarla porque no sé si se volverá a repetir. Quizás debido a los últimos acontecimientos cada vez me viene más a menudo a la cabeza el título de uno de los libros de Carmen Martín Gaite, mi escritora favorita: “Lo raro es vivir”.

 

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