Terelu no se alzará con el cheque al ganador de ‘Supervivientes 2025’, pero, a nivel emocional, ha conseguido algo mucho más importante: ella es la auténtica vencedora moral del programa. Nadie ha sanado más heridas que ella, y, para ello, le ha venido estupendamente su segundo paso por el reality. Sin presiones de ningún tipo, solo con el objetivo de disfrutar y de vivir la experiencia.
“Terelu ha salido completamente reforzada”, nos dice la psicóloga Lara Ferreiro. “Por fin ha podido sanar su trauma con el abandono de supervivientes por el que se sentía un poco fracasada”. Recordemos que, la primera etapa de la colaboradora en ‘Supervivientes’, a pesar de que esta la empezó con muy buen pie, la acabó de manera abrupta y con mucha pena.
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Terelu, debido a todos los procesos médicos a lo que ha estado sometida en los últimos años debido a sus dos cánceres, habían afectado a su capacidad física. Esto, de manera innegable, la hacía estar en un nivel muy inferior al resto de participantes. Así que, cuando solo llevaba 18 días, pidió abandonar. No podía más, pero, sobre todo, no quería resultar una carga para sus compañeros.
Cuando el programa le dio la oportunidad de regresar y de resarcirse, no lo dudó y volvió a embarcarse en la aventura. Además, lo hizo como si empezara de cero, incluso, hizo historia de ‘Supervivientes’ al ser la única concursante que ha saltado dos veces del helicóptero. “Eso fue algo tremendamente simbólico, porque simboliza su determinación por enfrentar y superar sus miedos; mostrando esa resistencia psicológica”, nos cuenta Ferreiro.
Terelu, con su autoestima reforzada
Estos días en los cayos han sido sanadores para ella. No se ha enfrentado a las pruebas físicas y, por ello, ha estado más relajada y tranquila. Al fin, la audiencia ha podido disfrutar de la Terelu divertida, que siempre se nos prometió. “Ella primero se fue por la puerta de atrás, pero ahora lo hace por la puerta grande. Ha conseguido reparar su ego y su autoestima de superviviente. Le han dado una segunda oportunidad y ella la ha aprovechado muy inteligentemente para irse como una ganadora moral de ‘Supervivientes’”.
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Con este segundo paso por Honduras, Terelu, por tanto, ha reparado dos traumas pasados; por un lado, “la reconciliación consigo misma” por haber vuelto a mirar de frente al desafío, lo cual, en palabras de la psicóloga esto le supone “una inyección de autoestima” y, por otro, que lado la catarsis provocada por enfrentarse a “heridas del pasado que todavía tenía abiertas”.
El otro gran trauma sanar de Terelu
Durante su primera etapa en ‘Supervivientes’, Terelu habló del gran trauma de su vida: la muerte de su padre, quien se quitó la vida cuando ella solo tenía 18 años. Aquel suceso, del que jamás acostumbra a hablar, se convirtió en un duelo sin sanación que jamás entendió del todo. Por eso, no acostumbra a hablar de ello públicamente. Treinta años más tarde de aquello, es una herida que aún no ha cicatrizado.
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“Hablar sobre todo esto en ‘Supervivientes’ le ha permitido realizar una narrativa terapéutica”, nos explica la experta en salud mental y autora de ‘¡Ni un capullo más!: El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta’. “Ahora ha podido resignificar su pasado, perdonar a su padre y, entonces sí, sanar. Esto era muy importante para ella, porque ha cerrado ciclos pendientes”.
Tras este chute de energía propiciado por su segunda estancia en Honduras, de la que se sentirá mucho más orgullosa, toca pasar el duelo de la vuelta. Ahora mismo, la hija de María Teresa Campos vuelve en pleno pico de excitación y de sentirse campeona moral; pero ahora le toca aterrizar en la realidad de Madrid, recuperar rutinas y enfrentarse, en definitiva, con el mundo real.
“Ella vuelve de la burbuja que es ‘Supervivientes’. Le toca enfrentarse al síndrome post-retiro, que tienes nostalgia, desubicación, tienes que reajustar tus prioridades…”, nos cuenta Lara, que está convencida de que para la malagueña esto no será difícil, puesto que cuenta con una fortísima red de apoyo familiar y mediático que le ayudará a amortizar el golpe de la vuelta a la realidad.