El ritual de belleza de las pieles sensibles

Reforzarla y calmarla

3 de julio de 2015, 09:15

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La piel sensible puede ser grasa, mixta o seca. Se caracteriza porque se irrita fácilmente y puede presentar picor, erupciones, rojeces y tirantez, así como tendencia a desarrollar alergias.

Así envejece

Con los años, la piel se vuelve más sensible y reacciona de forma exagerada ante factores que antes eran bien tolerados como el clima y los cosméticos. El principal problema de este tipo de piel es la hiperreactividad. Si no se trata, el enrojecimiento, la sequedad y la tirantez pasan a ser permanentes e insoportables.

Tu ritual antiedad

Recuperar la salud de la piel. Hay que centrarse en reparar la función barrera, estimular el sistema inmunológico de la piel, reequilibrar la flora cutánea (los microorganismos que habitan en la piel y tienen acción defensiva frente a las infecciones) y reducir la falta de confort.


Leche limpiadora y agua termal. Olvídate del agua del grifo, las sales de calcio y magnesio resecan e irritan la piel. Usa desmaquillantes hipoalergénicos sin aclarado y, en lugar del tónico, pulveriza agua termal porque ayuda a calmar y desensibilizar la piel.

Usa líneas específicas. Preferentemente las destinadas a pieles intolerantes, en farmacias. Las fórmulas no contienen alcohol, perfumes ni colorantes e incluyen el mínimo número de ingredientes para conseguir la máxima tolerancia cutánea. Aplícalos siempre mañana y noche.


Activos imprescindibles. Ingredientes calmantes (áloe, avena, caléndula); los protectores de los capilares (rusco, vid); los que cuidan el manto hidrolipídico (ceramidas, aceites vegetales) y los filtros solares de origen mineral (óxido de zinc).

El aliado perfecto

Complementos vía oral. Estos refuerzan la acción de las cremas. Te convienen los nutricosméticos con ácidos grasos omega 3 –que mantienen la función barrera y mejoran la elasticidad cutánea–, prebióticos y antioxidantes, que actúan como antirradicales libres.


Mimos continuos para tu piel

Máxima delicadeza. Prohibido apretar, frotar y exfoliaciones agresivas. Tu piel necesita cremas ligeras, aplicadas con masajes lentos que relajen las terminaciones nerviosas.

Temperaturas extremas. Los contrastes frío-calor debilitan los capilares y ocasionan rojeces permanentes. Para que tu piel se mantenga confortable, evita los lavados con agua muy fría, las saunas y las continuas entradas y salidas de locales con calefacción.

Libre de tóxicos. Suprime el tabaco, las especias picantes, el alcohol y la cafeína; y si vives en la ciudad, prueba los cosméticos de última generación, los denominados antipolución.

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